lunes, 17 de marzo de 2008

Viéndola pasar

Yo sí creo en las teorías conspirativas. Sin ir más lejos unos cuantos de mis pocos amigos se han puesto de acuerdo para cumplir los cuarenta en el intervalo de unos pocos meses. No acabo de descubrir la verdadera intención que se esconde tras este contubernio, pero sé que al final, como siempre, acabaré dejándome arrastrar. En cualquier caso, lo mejor de la cuarentena es la tan cacareada crisis. Al fin puedo reconocer públicamente la crisis en la que llevo inmerso desde la adolescencia sin que me miren como a un bicho raro ni me den palmaditas en la espalda, que ya no tiene uno la espalda para palmaditas, además. Ahora ya lo puedo decir con la barbilla bien alta porque mi crisis tiene un nombre, un reconocimiento social, es la crisis de los cuarenta, tan sonora, y tan común como una gripe. Durante un breve pero intenso espacio de tiempo puedo decir lo que quiera y cuantas veces quiera, ser un pelmazo al fin y sin embargo recibir indulgencia plenaria gracias a la crisis de los cuarenta.
Decir por ejemplo que la crisis de los cuarenta no consiste en asumir la necesidad de anotar las cosas para recordarlas, sino en asumir la necesidad de recordar.
Decir que la crisis de los cuarenta no es fruto de haber llegado a la conclusión de que detrás de cada problema no resuelto hay alguien que obtiene un beneficio, sino de haber comprobado que en ocasiones ni siquiera queda ese consuelo.
Decir que la crisis de los cuarenta consiste en vivir con naturalidad la contradicción de defender que la juventud no es lo más importante y seguir considerándose joven todavía.
Decir que la crisis de los cuarenta no es fruto de haber visto ya nuestro lado más oscuro, sino de haber presentido que no lo hemos visto todavía.
Decir, en fin, que la crisis de los cuarenta no consiste en haber dejado de leer novelas como si fueran reflejo de la vida, sino en ver en cualquier biografía la mejor de las novelas.

En cuanto a qué tiene que ver la foto de hoy con lo escrito bajo ella, solo puedo decir que todavía no tengo todas las respuestas. Pero estoy en ello.

8 comentarios:

  1. Buenísima la foto. No había visto nunca esa raza de perro en blanco!!!, pero para la foto te queda genial con el marco de la ventana en rojo. Le has cambiado el color al perro con photoshop??, je,je, es broma!!!

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  2. La foto es interesante, pero el texto es genial!!! Me pareció buenísimo, felicitaciones.

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  3. Yo creo que la crisis no está en los 40. Yo soy bastante más tremendo. Cada año viene con su crisis. Y si me apuras, sería capaz de decir que cada instante tiene su momento crítico. El del perro llegará cuando alguien quiera entrar por la puerta: se acabará ese momento de placidez.
    Todo muy bien, la foto y la reflexión. Un saludo

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  4. Me has leído el pensamiento. ¿No estará la crisis en nosotros en vez de estar nosotros en crisis?
    Para mí que la llevamos siempre a cuestas. Dejemos que la crisis nos inspire y saquémosle partido: ¿no es eso lo que estamos haciendo?

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  5. Para los que no creen en la crisis de los 40: ya les llegará, ya.
    Querido amigo, yo estoy ahora con la de los 45 y no veas.
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    Yo tampoco tengo respuestas para tu foto, pero es muy buena, muy buena.

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  6. Me entusiaman la foto y el texto. Yo prefiero vivir la vida como la siento, intentando quitarme el calificativo de la edad... Pero esta ahi... Yo no quiero dejar de ser quien soy y me recuerdo a mi misma que no debo de cambiar!... ahunque los agnos se empegnen en pasar y nosotros en contarlos! Un abrazo!

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  7. La foto es genial ,pero el texto creo que le supera,ahunque eso de las criss es muy particular,yo apenas supero una cris ya estoy metida en otra, es como un ovillo d elana que nunca se acaba,

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  8. Yo tengo más respuestas pues ando con la crisis de los cincuenta Y UNO.

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