miércoles, 9 de julio de 2008

Cuarta dimensión


Somos muchos los que consideramos el objetivo de la cámara como una extensión del ojo que escruta desde el otro lado del visor: la lente sería al cristalino lo que el sensor a la retina conectada a la memoria. Pero sabemos que, pese a las apariencias, lo cierto es que funcionan de modos casi opuestos. Mientras la cámara convierte la información luminosa en el registro completo y permanente que resulta de la suma de dicha información, el ojo humano transmite los datos a nuestro cerebro que se encarga de procesarlos completando lo que falta y restando lo que sobra para traducir esa información en un registro no necesariamente fiel sino ante todo útil y comprensible. La cámara es exhaustiva pero tonta, cosa que todo fotógrafo sabe y trata de suplir con sus mañas compositivas.
Debido a que la retina no retiene sino que solo transmite, las escenas que percibimos están estrictamente ligadas al instante temporal en el que tienen lugar, es decir, vemos una sola escena cada vez. Sin embargo, la cámara es capaz de manejar el tiempo y sustraerse a sus límites. Así sucede por ejemplo cuando utilizamos una exposición larga (en el caso de la foto de hoy fue de unos cuantos segundos) y logramos registrar en un mismo espacio instantáneo lo sucedido en instantes diferentes. Surge entonces una versión distorsionada de la realidad, pero mucho más completa: la realidad en cuatro dimensiones, frente a nuestra pobre realidad tridimensional. Y es que, pese al empeño del sentido común, lo cierto es que vivimos en una permanente discontinuidad temporal, en un mundo de fotogramas separados. La memoria y la imaginación, que no operan ni por adición ni por sustracción sino por analogía, tratan de salvar esas distancias, de relacionar nuestras experiencias pasadas y presentes, e intentan proveer de sentido a lo que no tiene más sentido que su propia reproducción.
La noche de San Juan, danzando en torno al fuego, aunque sea una hoguera hogareña como lo fue la nuestra, encendida en mitad de un cruce de caminos con leña encontrada en las cunetas, es uno de esos ritos que antes pretendían poner en marcha el ciclo de las cosechas, conectar la semilla con el fruto, el deseo con el disfrute. Hoy, aunque hemos extraviado las fórmulas de esa magia, aun podemos cantar al son del fuego, saltar sobre las ascuas y esperar a que aparezca la bruxa hecha de pavesas para pellizcarnos las mejillas y las nalgas. Solo hay que estar atentos a la cuarta dimensión y para ello no es preciso aguardar al advenimiento del cuarto milenio. Basta con ver pasar el tiempo.
El que ante esta foto no distinga el rostro avejentado de la meiga frente a la espada llameante es que no se ha tomado la dosis suficiente de segundos.

13 comentarios:

  1. lo que el ojo cree realidad espacio-temporal, la camara lo convierte en instante continuo de impresión.El movimiento se expresa en la quietud.
    Gracias

    ResponderEliminar
  2. Que fantasticas todas las entradas que no habia visto, pero esta.... esta se lleva la palma. Creo haber visto la meiga... un poco calva, no? Estas fotos de exposicion lenta me encantan y no son siempre faciles de tomar.

    Bienvenido de tu descanso!!!!

    ResponderEliminar
  3. Esta exposición larga es fantástica, verdaderamente permite seguir con el ojo la evolución de la toma...

    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Lo malo es cuando la cámara tonta se pone en manos de un fotógrafo tonto. La foto, magnífica y nocturna.

    ResponderEliminar
  5. Creo que cualquier comentario que haga a esta entrada, va a ser poco para la calidad de la imagen y el texto. Simplemente felicitarte y decirte que la magia del rito de la hoguera de San Juan, aquí se lo pones Tu, con tu especial manera de ver las cosas y hacérnoslas llegar.

    ResponderEliminar
  6. Buena toma, pero mejor aun tus palabras que invitan al pensamiento y a volver a ver la foto.

    Saludos!

    ResponderEliminar
  7. Me tenías que haber prestado la foto para la entrada 500.
    Tienen estas fotos de larga exposición una magia, un prodigio que no se sabe donde esta o de donde viene. Nunca sabes el resultado pues el encuadre es traspasado por lo que no controlas.
    Bella foto.

    ResponderEliminar
  8. Fantásticas explicaciones xuan, la foto es genial la sensación de movimiento es brutal y sí sí se le ve la cara a la meiga jajaja.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  10. Hola!

    Tu texto le da más sentido a la foto, muy interesante post!

    ResponderEliminar
  11. hola
    aqui pasando por primera vez por tu blog
    me encantaron las fotografias
    estan bien geniales

    espero visites mi blog

    bYE

    saludos desde durango mexico!!

    ResponderEliminar
  12. Tengo una cámara tan chula y no sé ni para que me sirve sino me instruyo más. Y eso que digo que soy fotógrafa frustrada. Me gustó el comentario que me dejaste hoy. me reí, porque agarraste la onda. Otro término dominicano? Pa´que sepa!!! Besos. Muxus.

    ResponderEliminar
  13. Primera vez que paso por tu blog y me han llamado la atencion las entradas. Bonitas fotos, felicidades desde El Salvador.

    ResponderEliminar

Archivo del blog