martes, 25 de mayo de 2010

Contemplativa horizontal


El verano en estos días de mayo es un tiempo horizontal, territorio sin sombras, sin verdaderas lejanías, distancia que se extiende en torno, abstracción en franjas que se concreta en orilla, precipita en luz, se pliega y desaparece.

martes, 18 de mayo de 2010

Siesta


Entra y sale del sueño con esa agilidad que le caracteriza, como si dormir solo fuera para él una forma astuta de estar despierto.

martes, 11 de mayo de 2010

Ultimo testigo


La cola llegaba hasta la esquina de Quiñones con Astilleros y el principio se perdía en alguna calle más allá de la plaza Seis de Noviembre. La componía gente de toda edad y condición: estudiantes, jubilados, oficinistas, perros con señora, transeúntes habituales y hasta dos individuos con traje caro. Observé que la cola avanzaba con regularidad a razón de un metro por minuto, de lo cual deduje que concluiría en alguna clase de trámite no excesivamente engorroso. Me sumé a la fila por tanto, con alguna que otra reticencia que abandoné en cuanto dejé de ser el último y comprobé cómo, a medida que pasaba el tiempo, mi posición empezaba a resultar ventajosa. Algunas horas más tarde me encontraba en el callejón que hay detrás del Vitalicio. Allí las conversaciones se volvieron un murmullo nervioso, como de borboteo. Al final del callejón surgía de la penumbra de un zaguán el gesto amable de una mano que iba separando la cabeza de la cola. Ya con un pie en el umbral me volví y contemplé detrás de mí la magnífica fila, tan ordenada, y me parecieron las mismas caras, los mismos perros, idénticas corbatas. No acierto a entender por qué intenté salirme de la fila.

jueves, 6 de mayo de 2010

Desprendimiento


Contra la pared recién encalada, cerrar los ojos, alisar la frente, fundir la espalda, sentir cómo adelgaza la tarde, cómo se desprenden los pensamientos en altas escamas de sal, mientras detrás la mar, como siempre, aguarda.

Ignorar el silencio oleoso que ahora mismo empieza a cubrir otras orillas al otro lado de un océano que se mide en toneladas, ignorarlo como se ignora el vómito oscuro de una borrachera de la que no recuerdo nada.

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