martes, 30 de noviembre de 2010

domingo, 28 de noviembre de 2010

martes, 23 de noviembre de 2010

Más Mar

Luanco, Asturias

Primero fue la farola: de la noche a la mañana desapareció su globo luminoso sin dejar ni una mala nota. Y es que ya sabe, los globos los hincha el diablo. Hace un par de días, con igual nocturnidad, se vino abajo el tramo del paseo por donde pisa el paseante de la foto, ajenos él y yo al hecho de que esa vez sería la última. Aunque los temporales rara vez se marchan de vacío, los más viejos del lugar dicen que en su vida vieron nada parecido, mientras disimulan la pequeña satisfacción de haber vivido para verlo. Ahora se cruzan apuestas acerca de qué será lo próximo en desaparecer: unos dicen que si la iglesia, a la que ya le tiemblan los cimientos tras los últimos embates de las impías fuerzas del océano; otros que si el pueblo entero se irá desmoronando como un castillo de arena. Por si acaso, las autoridades, todo eficacia, se han apresurado a rellenar con hormigón las galerías que han quedado al descubierto. Por su parte la mar ha amanecido hoy lamiendo con desgana los escollos, todo paciencia.


En cuanto al paradero del globo de la farola, tengo mi propia hipótesis, pero algo me dice que no debo desvelarla.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Flores en noviembre


Me cuenta mi hijo, con sus diez años a cuestas, que las setas no son más que las flores de los hongos y que los hongos en realidad viven todo el año bajo tierra y sólo asoman cuando llega nuestro otoño, que es su primavera. A mí me gustaría preguntarle entonces por esas luces que brotan ahora también entre los árboles, en racimos aéreos, temblorosos, si acaso esas luces no son otra cosa que las flores de lo oscuro.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Vida útil



Gijón, Poniente - 04/11/2010

Según las últimas estimaciones la duración máxima de un cuerpo humano puede alcanzar el millón de horas. Es una cifra tan aproximada como improbable pero muy adecuada para los cálculos contables. Pronto calcular la edad en años será cosa de inadaptados. Ya casi siente uno envidia de las bombillas, pues al menos ellas tienen vida, y además vida útil.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Traje de calle



Traje de calle, a la medida
de los retales con que se cosen las ciudades,
del color de las esquinas,
del tejido
      con que se tejen
                      los tejados proclives
al intercambio de las tejas.

Traje que lleva de calle
al vecindario de ancianas y gorriones,
callejero urdido sin costuras
en un trajín de patios sombríos y solares,
camaleón que no cambia
de color sino tan solo de postura.

Traje que ciñen al talle dos botones, brillantes
tus ojos me anticipan desde el cabo de la calle
en el que andas sin saber,
y aunque lo sepas,
que los ojos también por el brillo te delatan
y una vez perdido
el traje, somos tú y yo
la misma sombra desvalida.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Aguadas


El temporal venía con las horas contadas, y lo sabía. Así que en cuanto el aire estuvo lo bastante saturado de rabia y azul, empezó a vaciar el cargador sobre nosotros. Veinte minutos apenas para un diluvio breve y eficaz, calculado, acorde con este tiempo sin héroes ni culpables. Cada uno escapó por donde pudo. Me metí dentro del coche, con el motor y las luces apagadas, la cámara encendida en lugar del cigarrillo. Del otro lado del cristal la misma mano que azotaba al mundo fue pintando paisajes sucesivos en una sucesión desordenada de todos los estilos, combinando a capricho los cambios de luz, la intensidad de la lluvia, la condensación de mi respiración sobre la luna. Los limpiaparabrisas y mi mano, fuera y dentro, dentro y fuera, pasaban las páginas del álbum. Cuando dejó de llover, los haces de de los faros hicieron caer la noche de repente y nos dispersamos, como desconocidos.

Pocas veces me he sentido menos autor de unas fotografías, aunque en el fondo sean hijas del mismo afán y el mismo azar que todas las demás.


martes, 9 de noviembre de 2010

Fuerza 9


Esta misma tarde, mientras se abrían las cremalleras del mar, no fue difícil sentirse desnudo.



sábado, 6 de noviembre de 2010

Ojal



En el ojal de la tarde deja el otoño prendida su tarjeta,
dirigida a un invierno desconocido, incorruptible.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Calabazas fantasma



Da que pensar el hecho de que para conservar nuestras tradiciones tengamos que rechazar una de tan honda raigambre céltica como la noche de las ánimas. Algunos que apenas rozan los cuarenta aún recuerdan de su infancia las calabazas huecas y la llama que en su interior respiraba esa noche con aliento tembloroso. Al menos así sucedía en las aldeas de Asturias mucho antes de que supiéramos del truco o trato. Queramos o no, ahora tendremos que pagar por lo que es nuestro con el suplemento que corresponde a lo pretendidamente nuevo. Es el precio de la desmemoria. Una desmemoria en la que reincidimos con tal dedicación que acabará por convertirse ella misma en la única tradición posible.

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