Centro Niemeyer, Avilés - Asturias
Todos lo
hemos hecho alguna vez: elegir una piedra, la más parecida a la palma de la
mano, y acto seguido lanzarla planeando sobre el dorso tenso del agua, para
contar después sus sucesivos botes como el que cuenta las veces que el eco nos
responde, cada vez más lejos, cada vez más bajo, hasta que la piedra se hunde
en el silencio. Así una y otra vez, por el puro placer de presenciar este
pequeño milagro al alcance de la mano; así hasta que empiezan a agotarse las
piedras adecuadas y van siendo más romas y saltan menos y es tanto el tiempo
que empleamos en encontrar la piedra justa que acabamos cambiando de juego, por
ejemplo, probando puntería en algún sitio; y nos disponemos, con la misma
dedicación que antes, a rastrear piedras regulares o puntiagudas que horaden el
aire como balas hasta que también las balas comiencen a escasear y entonces de
nuevo... Todos lo hemos hecho alguna vez, y el que no, ya sabe, que tire la
primera piedra.