miércoles, 27 de febrero de 2013

Los sueños de Aracne



Desbrozar los caminos del aire, hacerlo transitable.

Coserle a la noche un ámbito de transparencias, revelar su piel.

Construir un palacio de la ópera para los grillos que nunca duermen. O una catedral temblorosa, con los nervios de punta.

Cuando llueva, deslindar la lluvia.

Tender una red para trapecistas que no pidieron ser salvados, y menos de esta forma.

Montar un resorte sin engranajes, un engranaje sin dientes, una boca sin labios.

Labrar el vacío para acoger la semilla de la desesperanza.

Con estas cosas y otras parecidas entretiene la araña sus horas más largas y de paso amplía su destreza.


sábado, 23 de febrero de 2013

Formas de resistencia



No seré yo quien, después de fotografiarlo, niegue la escultórica belleza de su escorzo, pero tampoco es tanta que oculte por completo el andamiaje algo patético en que se apoya. Porque es cierto que una estrategia de resistencia consiste en no resistir y que para perdurar puede resultar de provecho no ser ni hacerse el duro. Pero no sé si sale a cuenta bajar la cabeza con tal de amortiguar lo más crudo del golpeo si a cambio se ofrece la cerviz a la humillación de la colleja, con toda su intemperie sin dolor que la redima ni quebranto que de oportunidad al quiebro de otra rama.


martes, 19 de febrero de 2013

Sobre la nieve


 



La claridad de la nieve no emana de su blancura ni de su calidad reflectante sino de esa costumbre que tiene de negarlo todo con una enorme sonrisa esmaltada.

                                                     *   *   *

La nieve es la representación de una muerte diáfana, de una nada luminosa: la naturaleza reducida a formas y perfiles, a lo comprensible, una naturaleza hecha de signos de sí misma.

                                                     *   *   *

Si la nieve deslumbra se debe sobre todo a que en ella reconocemos la realización de una utopía: una geografía nueva y sin mancha, virgen e ilimitadamente disponible. Aunque solo se vuelve transitable después de ser pisada, compactada, confundida.

                  

viernes, 15 de febrero de 2013

Un hombre solo




Un hombre solo es solo un hombre,
dos, una sospecha,
tres, una conspiración,
cuatro, una trama,
cinco, un grupúsculo,
seis, una banda,
siete, una patrulla,
ocho, un consejo de administración,
nueve, un jurado,
diez, una organización jerárquica,
más de diez, una algarada.

De esto se deduce, entre otras cosas, que solo un hombre puede ser -y de hecho es- mucho más que un hombre solo y una vez rota la primera equivalencia ya no hay razón para seguir manteniendo la validez de las restantes.

martes, 12 de febrero de 2013

Las princesas también meriendan



Las princesas de verdad toman yogur a la merienda, plátano y mandarinas que pelan ellas mismas. En tiempo de carnaval es fácil reconocerlas porque solo entonces les está permitido vestirse de acuerdo a su rango y dignidad. El resto del año en cambio no encontramos más que torpes impostoras de revista. Por eso es importante detectar los signos de los sueños que se manifiestan estos días, seguir a los blandos unicornios de gomaespuma y atreverse a pedir la mano de la princesa, aunque solo sea para cruzar la calle y sentir, antes de dejarla sana y salva en la otra orilla, cómo nos alcanza una inmerecidad porción de su realeza y hallar una alta causa al fin entre tanto absurdo vasallaje. Las princesas de verdad no necesitan mandar para ser obedecidas y tienen perfume de frutas debajo de las uñas. 

viernes, 8 de febrero de 2013

Los guardianes



No lo ves, PERO está 
ahí, justo donde tú
no quieres verlo. Puedes buscar 
su camuflaje, PERO confunde
sus huellas en las tuyas.
Puedes esperar, PERO posee
todo el tiempo del mundo y más
paciencia. Puedes entrar, PERO entonces
estará aguardando afuera. 
Puedes irte, PERO irá 
contigo a todas partes: es el cómplice 
de todos los cobardes, el guardián
más fiel, PERO no tiene amo, 
el amo es él.


martes, 5 de febrero de 2013

Resonancia



Aprovechando la amnistía del invierno llegan a esta playa abandonada los residuos de las sentinas de los barcos y con ellos aflora la marea resonancias de islas remotas y sus junglas, perfiles nocturnos donde los árboles se confunden con las llamas. Y le da a uno por pensar, mientras contempla estos efímeros grabados, que sería bueno hallar una sustancia parecida a este fino polvo de diamante, que pudiera ser infiltrada en la apariencia y denotara por contraste toda la extensión del daño junto al mapa de lo que aún merece ser salvado. 

viernes, 1 de febrero de 2013

Una última foto



De pronto el mundo deja de estar compuesto por imágenes. Bueno, en realidad esto no sucede de repente: lo repentino es la percepción que el fotógrafo tiene de esta nueva situación, a saber, que la realidad visible ya no es un collage de fotografías sino una masa compacta y de una sola pieza, de carne y hueso por así decirlo: un álbum del que se han ido desprendiendo los cromos para desvelar detrás la misma estampa impresa, pero animada. Comprende también que ese instante de comprensión que lo hizo detenerse en medio de la calle fue sin duda la última fotografía, una instantánea que nadie tomó, o quizás sí: en la era de los dispositivos de captación de imágenes nunca se puede estar seguro.

El hombre, ex-fotógrafo ya, reanuda la marcha por esa ciudad recién inaugurada: encuentra una realidad de una riqueza extraordinaria, atestada de sonidos, de olores, no siempre agradables, de luces nuevas incluso, de conversaciones en las esquinas, de gente que espera y gente que acude o que tal vez decide finalmente no acudir y alguien empieza entonces a esperar en vano. Cada calle, cada portal, cada rostro, cada descampado encierra y compone la página de un libro que todos escriben y nadie lee, que todos leen y nadie escribe. Una ráfaga de viento recorre la avenida y hace volar algunas páginas. El hombre recuerda entonces con una agridulce nostalgia su pasado de fotógrafo y se siente feliz al imaginarse, quién sabe, de nuevo un día haciendo fotos.

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