domingo, 31 de agosto de 2014

Las conquistadoras del espacio

(Pincha sobre una imagen para verlas a mayor tamaño)


Las verdaderas amantes de la playa se reconocen en los días nublados: solo ellas pueden prescindir del abrazo del mar, del beso del sol y permanecer entregadas al espacio limpio, a las líneas puras, a la platónica abstracción del amor verdadero. Conquistadoras sin imperio, solo ellas saben apreciar esa música callada que a plena luz del día toca la luna en el acordeón de las mareas.

lunes, 25 de agosto de 2014

El tiempo compartido

                                                                                                                                                                                    Candás, Asturias

Tiempo
mirada
silencio

volátiles sustancias que se multiplican
y se ahondan
cada vez que se comparten.


martes, 12 de agosto de 2014

Pequeño retablo del tiempo





Si el sentido del equilibrio es el que procura estabilidad dentro de lo móvil, el sentido de la armonía es aquel que percibe la movilidad que habita en lo estable, lo dinámico de lo estático. No es raro entonces que el centro del equilibrio se encuentre en lo más profundo del laberinto del oído y la armonía en cambio carezca de centro pues ella opera con lo periférico y es su producto. Supongo que por eso, mientras el equilibrio encarna en el fiel de la balanza y solo a sí mismo se es fiel, la armonía por su parte adopta mil y una formas que cambian con el tiempo y sus infinitas geografías.
*   *   *

Es la hora de la misa vespertina en El Roncal. A la puerta de su iglesia, que presta el equilibrio de la piedra sobre la piedra alzada, se improvisa un pequeño retablo del tiempo, una oración dirigida al escurridizo dios de la armonía.

viernes, 1 de agosto de 2014

Reanimación

                                                                                                                                                       Puerto de Larrau - Pirineo navarro

Creías que nunca acabaría la tormenta, que la montaña, paciente, se nos quedaría entre las manos en mitad de aquella devastadora cirugía. Pero he aquí que al otro lado de la cordillera todo ha terminado y lentamente alguien va despegando la venda de la piel del paisaje, vuelto en si. Y abrimos con cuidado los ojos para no hacernos daño.


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