sábado, 25 de junio de 2016

Estación de bombeo



    Nos dijeron que lo mejor era un corazón artificial. Que los donantes escaseaban cada vez más y la tecnología había avanzado mucho. No fue de todos modos una decisión fácil: llevar un corazón de plástico, cables que salen del ombligo, baterías que se agotan, tu vida enganchada a la red de suministro eléctrico...pero tampoco había demasiadas opciones y, al fin y al cabo, era un tipo de dependencia que no nos resultaba tan extraña. La operación fue un éxito. El bombeo es fluido y constante, eficaz como la prosa de un decreto que ordena el cuerpo hasta en sus más mínimos detalles. Emite un sordo zumbido que solo yo percibo cuando logro encontrar el silencio necesario. No tengo pulso, apenas una vibración, un temblor adentro. Estoy vivo, aunque ya no atiendo al canto de los pájaros ni sé bailar. Dicen que me falta ritmo.


miércoles, 15 de junio de 2016

Tensión superficial



Lenta tu boca cruza 

la llanura de mi espalda, 

sin duda, sin dolor, 

mide el río la montaña 

y el bisturí besa la piel.


martes, 7 de junio de 2016

Reválida del mar



    Días de junio, tiempo de inminencias. Igual que en los años escolares aún habita en mi una forma de medir que descuenta el calendario hacia el verano. Se hinchan las horas como un globo azul que no termina de estallar y se escucha desde todas las barandas la llamada del mar, la mar adolescente de estos días de junio. Aplazamos el encuentro con pequeños quehaceres e inventamos hábitos efímeros, mientras encuestamos acerca de la calidad de su frío, la altura de sus mareas, el eje exacto de su abrazo. Ella necesita muestro calor y nuestro grito ahogado para madurar en mar de julio. Pero todavía no, quién sabe si mañana. Aguardemos el momento preciso, construyamos negación a negación el lugar desde el que lanzarnos al agua. Sabes que con el primer baño habrá empezado el verano y que lo agotarás tratando inútilmente de recobrarlo.


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