martes, 22 de noviembre de 2016

A la puerta de la pastelería



    
     Y el oráculo dijo así: 

   Sea cual sea la ciudad de tu destino únicamente te estará permitido el acceso a la ciudad que viaja contigo, esa que hallarás siempre donde quiera que vayas. Si alguna vez pensaste en ganarte la vida como fotógrafo de viajes, pierde toda esperanza. A cambio puede que te encuentres solo pero nunca te sentirás extranjero y cuando mires a los ojos de los niños, ellos reconocerán en ti a un pariente cercano.


12 comentarios:

  1. DEstoy dudando si me quedo con la foto o con el comentario, por consiguiente me quedo con los dos.

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  2. LLevas razón, nuestros recuerdos se van superponiendo a todo lo uevo que visitamos.

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  3. ya están en nosotros todas las fotos que sacaremos...

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  4. Quizás ya no sea posible ser ciudadano del mundo. Ahora hay que ser de alguna parte, de la que está grabada a fuego en nuestro subconsciente, donde ya están hechas todas nuestras fotos; después, no hacemos más que positivarlas. O quizás sí lo somos, gracias a ello.
    Un abrazo.

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  5. Las pastelerías y los niños, siempre van de la mano. Tu foto me recuerda a otras clásicas con argumentos parecidos. La luz a sus espaldas, la mirada hacia ti y su gesto con su brazo derecho, me sugiere que la captaste en su momento mas dulce.

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  6. ¡Qué lindo, qué lindo! La niña te mira con una serenidad aplastante, efectivamente te reconoce.
    Eres muuuuuuuucho.

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  7. Los niños no entienden de fronteras, deberíamos aprender de ellos.

    Precioso instante captado, Xuan.

    Feliz semana.

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  8. Apenas inquietos viajeros en el inabarcable país de las luces y de las sombras -el único sin fronteras-; también niños golosos pegados al cristal del aparador de esta infinita pastelería.
    Admirable la determinación en la mirada de esa niña; parece que venga pedaleando de muy lejos para explicar qué cosa es la dulzura.

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  9. Espléndido retrato y estupenda reflexión.
    Salu2

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  10. Si no fuera por el casco de la bicicleta, esa niña sería a temporal, como yo cuando era pequeña, me parece reconocerme en ese vestido y esas sandalias, genial foto y texto.

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