jueves, 29 de diciembre de 2016

Para salir corriendo



    Dicen los telediarios que, San Silvestre mediante, cada vez más gente despide el año corriendo, hasta el punto de haberse convertido en otra tradición, quien sabe si camino de hacerse obligatoria, tanta es la prisa que tenemos por dejarlo atrás, por cruzar ese umbral que hemos ido construyendo piedra a piedra, el mismo que estamos a punto de empezar a construir de nuevo. Al que llega a la meta el primero, es decir, al que antes sale del año, creo que le dan un premio, que es casi como premiar al que sea capaz de hacer un año en menos tiempo, meritorio logro sin duda, aunque no tanto como saber qué hacer con el resto. Ah, y sin olvidar el hecho de que es otra oportunidad nada despreciable de salir en la foto. Al fin y al cabo, celebrar un nuevo año es hacerse un autorretrato con el tiempo y comprobar que, maldito sea, por él no pasan los años, está siempre como el primer día.



Un abrazo a todos y que el 2017 os sea propicio.


lunes, 19 de diciembre de 2016

Luna de diciembre



    Hace poco más de un mes los medios de comunicación quisieron lanzar la luna al estrellato: la profecía de una luna como nunca antes habíamos visto, la luna más grande jamás contada, la superluna, corrió por las redes sociales y la puso en boca de todos, tan proclives como de costumbre a considerar importante lo infrecuente.

   Como no podía ser de otro modo, el augurio se cumplió: pese a que la diferencia de tamaño con las lunas de otros años por estas mismas fechas era imperceptible para el ojo humano, todo el mundo reconoció sin dudarlo la enormidad del astro, amplificado su diámetro no tanto por la confluencia de las trayectorias cósmicas, como por la gran caja de resonancia mediática. Tal vez algunos ocultaran una secreta decepción, pero me consta que muchos veían la luna por vez primera porque era la primera vez que había que ver la luna. 

  Personalmente he de reconocer que me sentí molesto, casi indignado. Y no por la atención inusitada que se le prestó en esos días sino por la falta de atención que demostramos tener para con ella el resto de la vida. No gritar ese milagro que es la luna de diciembre cuando sale del mar amaneciendo a las seis menos cuarto de la tarde debería estar castigado con cadena perpetua de silencio.

   Hoy, pasado el boom, la luna se ha quedado trasnochada, vuelta a sus estrictos términos de poetas románticos y guiones adolescentes. La luna, ídolo de soledades. Para mí solo, de nuevo, la luna.

martes, 13 de diciembre de 2016

Alma centrífuga




    La clave del secreto del funambulista reside en haber comprendido que siempre y en todo lugar caminamos sobre un borde tan fino como el filo de una navaja. Y que ese espacio es más que suficiente en este baile de sombras.


jueves, 1 de diciembre de 2016

Contar con los dedos




    Una mañana me levanto antes que nadie y descubro el orden oculto de las cosas: resulta que todo está formado por series incompletas de elementos que para dotarse de sentido aguardan pacientemente la continuación exacta de tus dedos. Ocupo entonces mi lugar natural entre los números y esperándote reanudo el sueño.


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