Me dices, muy seria, que las ortigas no pican si al tocarlas contienes la respiración. Menuda tontería, te digo, de dónde lo has sacado. Que lo has oído desde niña, me contestas, que por fuerza tiene que ser cierto. Si tan segura estás, por qué no haces la prueba, te reto señalando un mato que crece al borde del camino. Dudas un instante, acercas la mano, te detienes, tomas aire y sin más agarras un buen manojo...un grito agudo como una aguja traspasa el aire al tiempo que sueltas las ortigas y las miras incrédula, dolida, avergonzada. Yo evito cualquier comentario y soplo suavemente la palma de tu mano. En el fondo sé que esta victoria no se la debo a la razón sino a mi cobardía.
viernes, 31 de marzo de 2017
sábado, 25 de marzo de 2017
Piezas de museo
Nuestro hombre en su afán de no repetirse y también, de paso, reconocer el valor único de cada palabra, su condición de obra de arte indiscutible, se propuso no reutilizar ninguna. Cada vez que pronunciara un determinado vocablo sería la última.
Su discurso se volvió entonces mucho más preciso pero al mismo tiempo carente de fluidez: tan pronto hablaba casi en aforismos, con frases cortas y esenciales, como recurría a interminables rodeos y perífrasis hasta para pedir una cerveza con tal de no utilizar el término en cuestión. Oírlo hablar era como contemplar al escalador trepando una pared vertical sin sujeciones, localizando cada próximo asidero antes de mover un dedo.
Poco a poco fue agotando su vocabulario, que tampoco era tan extenso como creía. Tras una fase de metáforas audaces sus mensajes empezaron a resultar tan arcanos que muchos llegaron a tomarlo por el profeta de alguna olvidada religión. Cuando al fin acabó con todas sus palabras, primero emitió un profundo suspiro y después comenzó a dar saltos entre sonoras risotadas. Y esta vez todo el mundo lo entendió sin necesidad de decir nada.
Su discurso se volvió entonces mucho más preciso pero al mismo tiempo carente de fluidez: tan pronto hablaba casi en aforismos, con frases cortas y esenciales, como recurría a interminables rodeos y perífrasis hasta para pedir una cerveza con tal de no utilizar el término en cuestión. Oírlo hablar era como contemplar al escalador trepando una pared vertical sin sujeciones, localizando cada próximo asidero antes de mover un dedo.
Poco a poco fue agotando su vocabulario, que tampoco era tan extenso como creía. Tras una fase de metáforas audaces sus mensajes empezaron a resultar tan arcanos que muchos llegaron a tomarlo por el profeta de alguna olvidada religión. Cuando al fin acabó con todas sus palabras, primero emitió un profundo suspiro y después comenzó a dar saltos entre sonoras risotadas. Y esta vez todo el mundo lo entendió sin necesidad de decir nada.
Series:
Las formas del silencio,
Postales de París
Ubicación:
Museo Pompidou, Paris
jueves, 16 de marzo de 2017
Ser en si
Cada día
seguía a muerte a un equipo de fútbol diferente
rezaba a un dios distinto
prefería otra marca de cerveza
frecuentaba un café donde nunca había estado antes
se enganchaba a una serie
apoyaba sin fisuras a un nuevo partido
cambiaba de desodorante y de opinión
como de amigos
cada noche (tal vez no tanto)
juraba amores eternos
y de vez en cuando a todo esto hacía una excepción.
Lejos de reinventarse pretendía
ser únicamente
fiel a sí mismo.
seguía a muerte a un equipo de fútbol diferente
rezaba a un dios distinto
prefería otra marca de cerveza
frecuentaba un café donde nunca había estado antes
se enganchaba a una serie
apoyaba sin fisuras a un nuevo partido
cambiaba de desodorante y de opinión
como de amigos
cada noche (tal vez no tanto)
juraba amores eternos
y de vez en cuando a todo esto hacía una excepción.
Lejos de reinventarse pretendía
ser únicamente
fiel a sí mismo.
Series:
Postales de París,
Retratos anónimos
Ubicación:
Rue de Clignancourt, Paris
jueves, 9 de marzo de 2017
Mala racha
Un día de repente los hijos han crecido y nadie se preocupa por el futuro de los recuerdos huérfanos que dejan: estos, abandonados a su suerte, piensan que se trata tan solo de una mala racha. Que pronto todo volverá a ser como era antes. No sé, tal vez el Ayuntamiento debería habilitar un lugar donde depositar esa infancia desechada, una casa de empeños donde al cabo del tiempo, pero antes de ser demasiado viejos, pudiéramos recuperarla a cambio de toda la nostalgia que iremos acumulando después de dar la juventud por perdida para siempre.
jueves, 2 de marzo de 2017
Técnica de dibujo
Pertrechado de escuadra y cartabón, extiende en la oscuridad una cuadrícula perfecta. Después, inmóvil y en silencio, acecha empuñando el lápiz la llegada de las primeras luces.
Ubicación:
El Pino, Aller, Asturias,
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Archivo del blog
-
►
2019
(37)
- ► septiembre (3)
-
▼
2017
(34)
- ► septiembre (1)
-
►
2016
(39)
- ► septiembre (3)
-
►
2014
(42)
- ► septiembre (3)
-
►
2013
(54)
- ► septiembre (5)
-
►
2012
(73)
- ► septiembre (4)
-
►
2010
(79)
- ► septiembre (6)
-
►
2009
(97)
- ► septiembre (6)