jueves, 16 de mayo de 2013

Una de cal



La intimidad del cuerpo no reside ahí donde nos han contado con interesada insistencia desde siempre. No, la intimidad del cuerpo habita en ese impreciso enclave anatómico al que tu mano no da alcance, esa parcela inabordable para el jabón, la misma en la que anida otras veces un picor y se hace fuerte. Justo ahí, en esa franja que solo conoces por referencia de personas interpuestas a través de los espejos, encuentra el cuerpo su horizonte. Y a medida que el cuerpo avanza a lo largo y ancho de los años, aumenta sin descanso lo recóndito. Lleva tiempo descubrir que lo más íntimo, lo más propio del cuerpo propio es aquel desconocido lugar al que solo llega la mano del otro. 

viernes, 10 de mayo de 2013

Mirar a tientas



“Mirar a tientas”, dijo el fotógrafo ciego con renovada determinación; y de la espesura tomó cuerpo el rumor de un aleteo.

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