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Sábado 11 de
agosto. Aterrizaje sobre paisajes extravagantes, dunas multicolores, montes que
se repliegan en valles, valles sin fondo y de fondo el canto monótono de las
muchedumbres. El calor y la horizontalidad producen pequeños monstruos, vicios
de la mente que se pregunta por ejemplo, si es casual o causal que entre lo
causal y lo casual tan solo medie el baile de una letra; pensamientos ligeros
de ropa, poemas tan simples como una conjugación del desprendimiento:
yo
poseía
tú
poseías
él poseía
ella poesía.
Y vuelve a bailar la letra, meandro de la conciencia, aguas quietas de donde nacen esos monstruos pequeños y un tanto atónitos del verano.