martes, 25 de junio de 2013

lunes, 10 de junio de 2013

Son de armónica

                                                                                                                                                                        Taramundi, Asturias

Donde otros llevamos el móvil 
o la cartera, 
Hilario lleva una armónica 
(filarmónica la llaman aquí,
que así es como mejor suena). 
  
No se hace Hilario de rogar,  
sabe que en ciertos momentos
lo que toca es tocar 
y hoy anda la mesa llena 
con los más añejos licores
de las altas alacenas. 
  
Siendo niño quiso Hilario averiguar 
de dónde salían aquellas notas 
que traían los gaiteros. 
Y en la armónica él solo las buscó, 
agujero por agujero. 
Tal vez por eso Hilario tiene 
una manera propia 
de tomarla entre los dedos, 
como el que oprime leve pero firme 
un fuelle de terciopelo. 
  
Dice Hilario que él empieza 
una canción por cualquier sitio 
y una parte llama a la otra, y así 
hilando va Hilario 
componiendo la memoria. 
A lo mejor por eso en su armónica 
reconocemos como propio 
ese tiempo lejano
que habitaron nuestras sombras. 
  
Mientras Hilario sigue 
tejiendo una nota con otra, 
en la mesa unos escuchan, otros hablan, otros ríen 
y duerme un niño en su capazo
quién sabe qué sueños puros 
entre compás y compás. 
Pero hay en esta armonía, 
en este concierto sin pauta 
una íntima extrañeza, 
una nota que no encaja, 
y es que las piezas de Hilario
no son para ser escuchadas:
son artimañas de danza, 
vals, polka, muñeiras, 
es canción que pide plaza 
y mozos y mozas, y miradas tímidas 
y miradas descaradas.  
Lo saben nuestros pies 
que por debajo de la mesa 
pese a todo y todos bailan, 
haciendo vibrar la tarima,
resonando por toda la casa,
y nuestros corazones inquietos que notan 
esa nota falsa, esa falta de son y de ser, 
eso que algunos quizás llamen nostalgia. 
  
Guarda Hilario la armónica 
allí donde otros guardamos el móvil 
o la cartera. 
Por la noche en la verbena 
nos veremos bailar 
y recobraremos el alba, 
pieza tras pieza. 


viernes, 7 de junio de 2013

martes, 4 de junio de 2013

Rito de anunciación



Ya sabes, tienes que sujetar con firmeza y estar dispuesto a soltar tan pronto como sientas el empuje irrefrenable de la pólvora, ese mismo alegre temblor que notas en la mano de la niña justo cuando va a salir como un relámpago en busca de la vara chamuscada por el trueno. Solo así tendrá el fragor la altura necesaria para salir del valle y alcanzar incluso aquellas casas donde ya no creíamos que pudiera vivir nadie.


                                                                                                  Taramundi, Asturias

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