miércoles, 18 de agosto de 2010

Paraguas olvidado en un rincón de la oficina


Parábola reversible, recipiente de luz, parasol, secreta vocación de todos los paraguas.
Así como hay recuerdos gratos que nos devuelven a un pasado luminoso, también existen afortunados olvidos que le dan la vuelta al destino, siquiera sea en lo que dura un claro.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Tarde de moras


Mediando agosto, una tarde sopla viento de poniente y es la señal para salir a recoger moras. No abundan aún los frutos y esto hace que el camino se alargue y que nos convirtamos en agrimensores de una propiedad toda linderos, que no se extiende sino que deriva como una corriente marina. Después vendrá la hora de traducir esas moras breves a un tiempo más largo: la medida de azúcar, el fuego lento y vivo a la vez, y no cesar de remover hasta alcanzar el punto de densidad que no especifican las recetas. Hay frutos que nacen para el paladar, otros para la mirada. La forma de recolección no difiere demasiado. Tampoco la manera de hacer la mermelada.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Pérdida de identidad


Propuesta veraniega: disolver la identidad en alguna clase de elemento líquido, ya sea introduciéndonos en él o introduciéndolo en nosotros. Ajustar la intensidad según el grado de enquistamiento.

(Otra propuesta: si alguno de vosotros pasa por Candás este mes de agosto, podrá entretener la mirada con ésta y otras fotos mías de similar especie marinera, mientras espera que se materialice encima de la mesa la promesa patas arriba de un centollo del Cantábrico o de una lubina de esas que ahora llaman salvajes y antes eran tan familiares como el gochu o la vaquina. Bastará también una sidra como santo y seña para poder acodarse en la barra de “La Arisueña”, un restaurante pequeño en una calle estrecha (El Rosal, junto a la plaza La Baragaña), donde buscarse una identidad nueva al calor de los pretextos de siempre).

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