martes, 23 de marzo de 2021

Sin escrúpulos

 

   Con la naturalidad de un gesto involuntario, se llevó una vez más la cámara a la cara, el visor a la pupila y apoyó el índice sobre el disparador. Pero cuando estaba a punto de ejecutar la sutil presión adicional que permitiría a la luz alcanzar la superficie del sensor, acudió a su mente cierta idea, cierto escrúpulo con el que no había contado hasta entonces. Comprendió de pronto el verdadero significado y por tanto la abrumadora responsabilidad que implicaba el acto aparentemente nimio de tomar una fotografía: indultar la fracción del mundo que deberá resistir a la destrucción incesante del tiempo, elegir la pieza que construirá nuestra memoria y la narración no de lo que somos sino de lo que seremos, mientras condenamos a todo lo demás al vertedero donde se hunde lo que no vimos, lo que no quisimos ver o lo que vimos y despreciamos. En ese dedo que desciende reconoció al pulgar del césar: solo esto merece vivir, perezca el resto. Oyó entonces el ruido ensordecedor de los miles de clics que caían como hachazos en aquel mismo instante y se horrorizó al pensar en todas las fotos que con el correr de los años solo mostrarían nuestra ceguera. Estuve allí ¿y esto fue todo? este fragmento de horizonte, estos rostros que ya no reconozco, estas líneas cuya armonía forcé. Dónde el temblor, dónde el latido, dónde lo otro, la materia de la que está hecha la vida. Todavía con el índice en el obturador, una nube enturbió apenas la intensidad de la luz que inundaba la escena. El fotógrafo lo supo por una leve variación en la saturación del azul y en la profundidad de las sombras. Supo también que tendría que disparar antes de que fuera demasiado tarde y que probablemente no bastaría con una toma, ni con dos ni con tres, y que agotaría la tarjeta si fuera necesario.


jueves, 18 de marzo de 2021

Colindantes

 

 

                   Recuerdo que de niño todos los partidos eran a vida o muerte. 
                          Con cada disparo se repartían la gloria y el infierno eternos. 


miércoles, 3 de marzo de 2021

Línea de costa

 

                           Comprendo que la bicicleta, con la que cada día más 
                                    vuelvo a compartir horas y sueños, es solo un pretexto. 
                                    Sucede así a menudo con las cosas que amamos.


Archivo del blog