(pincha en la imagen si te atreves a verla a mayor tamaño)
Sábado 11 de agosto. Aterrizaje sobre paisajes extravagantes, dunas multicolores, montes que se repliegan en valles, valles sin fondo y de fondo el canto monótono de las muchedumbres. El calor y la horizontalidad producen pequeños monstruos, vicios de la mente que se pregunta por ejemplo, si es casual o causal que entre lo causal y lo casual tan solo medie el baile de una letra; pensamientos ligeros de ropa, poemas tan simples como una conjugación del desprendimiento:
yo
poseía
tú
poseías
él poseía
ella poesía.
Y vuelve a bailar la letra, meandro de la conciencia, aguas quietas de donde nacen esos monstruos pequeños y un tanto atónitos del verano.
no le des mas vueltas, esto es un espejismo y la foto aterradora imagino que producto de los calores, un suponer.
ResponderEliminarabrazos
Las letras cuando bailan terminan por formar poemas... Siempre.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues sí que es un bicho bien raro...¿no habrás fotografiado un sueño?...te ha quedado muy requetebien.
ResponderEliminarSaluditos
Noemí
La pista de aterrizaje debió de resultarle aterradora o quizás no, depende de si ve en blanco y negro o en color. La verdad es que es fabulosa o de fábula según el baile que sigamos. Tu sigue así cazando para nosotros.
ResponderEliminarJoer, me estoy dando cuenta de que aparte de ser un gran artista de la imagen eres un gran artista de la palabra, lo que te convierte en artista al cuadrado, ¿no?...
ResponderEliminarEn serio, me encanta la conjunción de ambas artes, enhorabuena.
Un abrazo.
finalmente aterrámos em Marte...
ResponderEliminarabrazo
ray bradbury, el último mosquito del verano... no me había gustado, pero todavía hoy, 40 años después de haberlo leído lo recuerdo; algo tendría... la foto me lo trajo a la memoria, será porque me imaginé que las palabras serían las últimas meditaciones de ese mosquito (que, por otro lado, escribía muy bien). besos! (aquí en bs. as. somos más de besar que de abrazar)
ResponderEliminarEs una imágen como sacada de un mundo irreal, onírico, en el que la esencia es la confusión.
ResponderEliminarUn abrazo.
En verano, hasta los insectos se relajan y se dejan fotografíar :)
ResponderEliminarVaya bicho has captado. Estos no pican, no? Tremenda la imagen, supongo que el brazo no es tuyo porque entonces eso sí sería hacer malabares, jejeje. El texto no se queda atrás.
ResponderEliminarBuen lunes.
No alcanzo a distinguir si el ojo de la polilla es el izquierdo o el derecho. Si es el derecho, fijándonos sólo en la cabeza, parece un águila de mirada inquisidora. Si es el izquierdo, un tapir de mirada ingenua.
ResponderEliminar¿Seguro que no es un alien? ¡Menudo bicho! Saludos.
ResponderEliminarNos tempos que passamos, os insectos são os menos monstros que podemos encontrar.
ResponderEliminarA uno le da últimamente por mirar lo más pequeño. Y aun tengo la cara de miedo. Pero también he mirado cosas hermosas diminutas: en las más mínimas formas de la naturaleza.
ResponderEliminarUn placer regresar por aquí, tras las vacaciones.
En verano dedicamos más tiempo a estar quietos y dejamos así que nuestros pensamientos vuelen y bailen como los distintos miles de monstruos que podemos ver, pero no me parecen a mí monstruos, querido Xuan, que son los mismos pensamientos que vuelan libres y toman el aspecto que ves por algún oculto encantamiento atraídos a veces por los ungüentos que a mano tenemos.
ResponderEliminarEstá muy bien la fotografía, Xuan. Está bien que investigues el mundo de lo más pequeño, y que nos afecta a todos. Me parece una buena fotografía.
ResponderEliminarUn abrazo
De lo asombroso de los insectos tendríamos mucho que aprender. Sobre todo su serena fugacidad.
ResponderEliminarBesos, Xuan
Lo sabía. Pincho en la imagen y recibo el picotazo, o lo sueño.
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