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Hoy como entonces, el viejo alisa la hoja de la guadaña y el tiempo se concentra en torno a esa tarea que se demora por el filo de la tarde. Mientras, la gata, tendida a sus pies, amortigua en si todos los sonidos. Cuando yo llego, el viejo hace una pausa en su golpeo y la gata en su reposo. El fotógrafo presencia la gracia de una danza no escrita en la que involuntariamente participa. En momentos como este el reto ya no es saber cuándo disparar sino cuándo dejar de hacerlo.
Creo que la última frase podría aplicarse a la fotografía en general tal y como ha ido evolucionando en los últimos tiempos.
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ResponderEliminarClaro con esos modelos también dispuestos debe ser difícil dejar de disparar. Una serie genial.
ResponderEliminar¿Quien imita a quien?
ResponderEliminarGeniales.
Un abrazo
Un momento lleno de magia. De pronto el silencio y al momento, un cambio de actitud en los dos elementos elegidos para fotografiar. Un abrazo Xuan
ResponderEliminarUna secuencia para enmarcar. Resulta extraordinario el grado de mimetismo entre los dos personajes. Pero repito lo de siempre: hay que saber verlo.
ResponderEliminarUn abrazo, Xuan.
Jajaja qué bueno!
ResponderEliminarNo es fácil lidiar con gatos cuando tenemos una cámara entre las manos.
Un saludo.
Es una magnífica forma de darme la bienvenida a mi regreso de vacaciones...
ResponderEliminarImpresionante , el paisaje que asoma en la pared.
ResponderEliminarellos van a decidir cuando es tiempo de dejar de disparar, pero uno puede elegir en donde hacer foco
ResponderEliminarUn momento realmente curioso, como curiosa es la gata con tu máquina y tu presencia. El viejo parece divertido y relajado.
ResponderEliminarMe alegro que hayas vuelto a publicar después de las vacaciones.
Un abrazo, Xuan.
Buena serie. La primera y la última me encantan
ResponderEliminarJe, je, menuda serie genial te ha salido. En principio he pensado, jolín, como habrá conseguido que el hombre parezca tan relajado. Pero luego he pensado que por el ángulo seguramente el hombre pensó que eras un friky fotografiando a un gato y que no le estabas incluyendo a él en el encuadre. De hay la relajació. A lo mejor resulta que conoces al señor de la guadaña y por eso posa para tí. A mi me falta mucho para llegar al punto que citas en la última frase. No se donde parar nunca con la fotografía. A ver si ese es el reto que me planteo este año. Un abrazo.
ResponderEliminarEl señor de la guadaña es mi suegro, así que esta vez el factor confianza estaba garantizado. Un abrazo.
EliminarJe, je, pues menuda guadaña se gasta!!! Portate bien con su hija!!! :-)D
EliminarPreciosa serie, Xuan. Aunque son más tus palabras las que me seducen ;)
ResponderEliminarMagnícas imágenes, Xuan. Como cuando disparas y disparas y nunca te cansas de retratar tanta belleza y tanta ternura.
ResponderEliminarVivir, querido Xuan, tal vez sea no dejar de apretar el disparador. Una espiral de curiosidad que pretende, por fortuna en vano, atraparlo todo. Me encanta la "sinceridad" de esta serie.
ResponderEliminarAbrazo.