viernes, 16 de marzo de 2018

Duelo al atardecer



   Se sorprende al verme. No esperaba encontrarme allí, a esa hora de luces inciertas, esa hora que es tan suya, la de ir tomando posiciones, la de ponerle cara a las sombras justo antes de que se desvanezcan. Él, que con los años ha aprendido a disolverse, a no molestar, a pegarse a las paredes, practicando desde el día en que nació hasta convertirse en maestro de la irrelevancia. 

   Comienza a caminar hacia mí con intención oblicua, abriendo un ángulo tal que al acercárseme también se aleja, siempre buscando la tangente. A mi vez voy separándome de él, hasta encontrar un rumbo de ceñida por el que aproximarme. Esa danza tiene algo de combate de púgiles sonados. Un haz de luz barre el cuadrilátero. Sin tocarnos, sin necesidad de hacerlo, nos reconocemos en nuestras disímiles soledades. Mantenemos la distancia con mimo: es el espacio necesario para vernos de cuerpo entero, tal cual somos. 

   Luego hay un punto en el que la propia deriva de nuestras órbitas nos hace perder contacto y salimos despedidos del plano en direcciones opuestas. Desciende el aire azul sobre el promontorio. Observo por el rabillo del ojo cómo guarda la cámara. Oigo cerrarse uno a uno los dientes de la cremallera.

12 comentarios:

  1. Genial Xuan, buen encuadre y una luz magnífica.
    Un abrazo

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  2. Que bonito está el cielo a estas horas. Me encantan los faros, yo creo que son lugares mágicos, casi religiosos, que nos sirven de guía y orientación mucho más que otros templos sagrados. He estado pocas veces cerca de ellos a estas horas del anochecer. Viviendo donde vivo no es nada fácil. Los más cercanos decentes me quedan en la costa brava. Recuerdo uno cerca de una ciudad de la costa brava que se llama Calella de Palafrugell. Tu foto me anticipa la primavera y de la mano el verano. Un abrazo.

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  3. Buen contraste entre el gato, huidizo, y la arquitectura muy bien definida

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  4. Que buena, y el elemento principal el gato, sin el no seria la misma, muy bien vista.

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  5. Muy feliniano el párrafo final donde das voz al gato, o miau, como quieras.
    Congelar a un gato requiere de mucha habilidad.
    Se ve que a ese gato le comenzaba la hora de ser pardo.

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  6. Él es Ella, aunque en estos tiempos no esté bien visto hablar de géneros...

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    1. Tienes razón, es Ella, pero esta vez tuvo que hacerse pasar por Él, por estrictas exigencias del guión.

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  7. ¡Qué bien se explica ese gato casi sombra! Dos faros que se anochecen al unísono entre instantes precisos y afortunadamente sin opiniones. Decir que me gusta lo que dices con luz y palabras es del todo insuficiente.

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  8. Me atrapo el texto como me atrapa la luz del faro, para descubrir al felino narrador. Chulisima.

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  9. ¡Um! Buen lugar para acechar, ya lo creo. Aunque el faro ilumine al pasar. Es una toma estupeda.
    Salu2

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