Mientras camina por esa penumbra de cuarto oscuro que envuelve el amanecer de la ciudad, al fotógrafo se le va revelando la verdad de su búsqueda y cae en la cuenta de que para él la fotografía es ya el único reducto de silencio: la fotografía nace del silencio y en el silencio persiste como en una solución pura y transparente.
Descubre que la ciudad y sus habitantes librados al silencio de las fotografías quedan en suspensión igual que partículas detenidas en una atmósfera sin gravedad, sin tiempo.
Comprende que el ruido es una de las formas en las que el tiempo se materializa y que, aunque no es posible detener el tiempo, sí lo es insonorizar algunas habitaciones.
Observa que en el silencio cada elemento encuentra su sitio: entre la piel del guante y la piel de la mano está el silencio. Como una fina película adhesiva. Una película muda de un solo e infinito fotograma.
Comprueba que todas las fotografías juntas, todos los silencios amontonados, forman un ruido ensordecedor: el ruido total equivale a la suma de todos los silencios. Pero tomadas de una en una, cada fotografía encierra el silencio entero.
Aprende, en fin, que las fotografías son contenedores de silencio que esperan dentro de las cámaras, acorazadas y a temperatura constante, a ser transportados hasta nosotros. Solo entonces los contenedores son abiertos y el silencio se va arrellanando en nuestro interior, colmando poco a poco el laberinto.
Descubre que la ciudad y sus habitantes librados al silencio de las fotografías quedan en suspensión igual que partículas detenidas en una atmósfera sin gravedad, sin tiempo.
Comprende que el ruido es una de las formas en las que el tiempo se materializa y que, aunque no es posible detener el tiempo, sí lo es insonorizar algunas habitaciones.
Observa que en el silencio cada elemento encuentra su sitio: entre la piel del guante y la piel de la mano está el silencio. Como una fina película adhesiva. Una película muda de un solo e infinito fotograma.
Comprueba que todas las fotografías juntas, todos los silencios amontonados, forman un ruido ensordecedor: el ruido total equivale a la suma de todos los silencios. Pero tomadas de una en una, cada fotografía encierra el silencio entero.
Aprende, en fin, que las fotografías son contenedores de silencio que esperan dentro de las cámaras, acorazadas y a temperatura constante, a ser transportados hasta nosotros. Solo entonces los contenedores son abiertos y el silencio se va arrellanando en nuestro interior, colmando poco a poco el laberinto.
Siempre pienso, cuando veo tus fotos con personajes, cuanto tiempo hay detrás de ese disparo certero.
ResponderEliminarSaludo Xuan
Silencio, soledad, paz, al final angustia.
ResponderEliminarMagnifica imagen y un texto que invita a la reflexión.
Un abrazo Xuan
Interesantes reflexiones para una fotografía genial
ResponderEliminarQuizás por eso me gusta tanto la fotografía.
ResponderEliminarhermoso texto. para mi la fotografía es un acto íntimo y silencioso. no puedo salir entonces en esos safaris fotográficos organizados. sentiría que me roban las imágenes o, peor todavía, que me transformo en ladrona
ResponderEliminarInstantes silenciosos enlatados, hasta que se convierten en dominio público y, por lo tanto, sujetos a ruido y algarabía. ¡Grande, Xuan!
ResponderEliminarUn abrazo.
Una de las aberraciones actuales es poner sonido a una fotografía. Quizá ya ni sepamos que es el último reducto del silencio que nos queda. Qué gran imagen.
ResponderEliminarUna composición excelente, milimétrica, esa alineación entre el árbol y la linea del edificio, y el detalle de la mujer y el perro en lados opuestos del árbol, en fin. Me gusta la idea de la fotografía como contenedor del silencia, aunque hoy estoy tan cansado y agotado mentalmente que no soy capaz de aportar nada adicional a tu reflexión. Un abrazo.
ResponderEliminarTodo perfectamente alineado, en absoluto silencio según transmite el paisaje y aparentemente a la espera de que además del silencio suceda algo más. Me gusta mucho Xuan. Abrazo
ResponderEliminarEl silencio y la soledad de las grandes ciudades, elementos aislados que parecen ser vigilados por esa atalaya que sobresale allá en lo alto.
ResponderEliminarGenial, Xuan, una vez más.
a passar por aqui
ResponderEliminara ver tudo
deslumbrado
como sempre
abraço
Magnifica escena esta que has captado, amigo
ResponderEliminarImpresionante, chapeau! Qué ojo y qué sensibilidad que tienes, Xuan. Siempre me deslumbras.
ResponderEliminarDo que vi no teu blog, gostei muito. Parabéns!
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