
…y sabes qué es lo más gracioso, Xuan, pues que a mi ni siquiera me gusta el fútbol, como lo oyes, neñu, vamos, que a mi el deporte rey me la trae en escabeche, pero mira, debió de ser efecto de la sugestión mediática o de alguna publicidad libidinal de esas, porque esta mañana fue ponerme la roja, la chaqueta digo, y empezar a darle puntapiés a todo lo que se ponía por delante y venga toca-toca, igual al gato que al periódico, y un pasecito con el tetrabric por aquí y taconazo a la puerta y venga sombreros y túneles a todo dios con la lata aplastada del red-bull, rojo por más señas, total, que en cuanto vi el esférico, como te podrás imaginar, sin pensarlo dos veces patapum palante y aunque el balón era de granito y de fijación municipal, no lancé ni una exclamación porque vivo en la ciudad pero en el fondo soy todo un señor del bosque, donde todavía se aprecia el silencio en lo que vale, y aunque de la roja al morao solo hay un paso, que te lo digo yo, y siga sin gustarme el fútbol y me pique la escayola como si tuviera dentro una mina llena de enanitos, estoy contento, Xuan, sí, como lo oyes, porque prefiero vivir con pasión que en la compasión, y con no volver a ponerme la roja, la chaqueta digo, pues está.