Primero
eligieron el lugar, un remanso en la pendiente, allí donde el arroyo amaga y luego
se desboca; después fue extraer la piedra, allanar el terreno y levantar a
conciencia las paredes; y en el lienzo solano imaginar una ventana, dejar en
ese punto el vano necesario, fijar con arcilla el cristal a la madera y esperar
a que el tiempo le entregue su pátina de polvo: hasta que un día filtre la luz y
la aligere de la carga del paisaje. Mientras tanto ver nacer y morir a las
generaciones en la casa hasta quedar casi deshabitada: finalmente un hombre
solo que cultiva un huerto mínimo y extrae, donde antes fue la piedra, ahora
las patatas. Y esperar a que ese hombre deje algunas cerca de esa ventana el
tiempo necesario para que la tierra gire la fracción que permita al haz de luz
encontrar la faz de la patata; y abrirle ojos que buscarán la luz cuando la
noche invada la casa y la montaña, y solo el arroyo mantenga vivo el tiempo.
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¡Y ese maniego,. . .como Gran Desacelerador de Momentos,
ResponderEliminarPara qué tanto colisionador de partículas si la mezcla de usos tradicionales y naturaleza resuelven todos los enigmas ... o casi todos. Los restantes forman parte de los misterios de la luz y la sombra, y esos son terreno del fotógrafo que sabe ver.
ResponderEliminarun abrazo
¡Que dominio de la luz y las palabras!
ResponderEliminarMe encanta la foto, y la mezcla de un título y un texto que se complementan y crecen el uno con el otro. Me gustan mucho los textos en los que hablas del pasado y la la memoria de los pueblos.
ResponderEliminarMagistral! Um cesto de luz e sombras como só tu nos podias oferecer.
ResponderEliminarMe encanta la fotografía y todo cuanto transmite. Saludos.
ResponderEliminarRamón
Muchos pasos que no tenemos en cuenta hasta que los "guaños" (como dice mi madre) aparezcan el la patata...
ResponderEliminarUN fuerte abrazo Mr. Rata
xUrdE
Pd. no me olvido, tenemos cosas pendientes...
magistral, um cesto cheio de luz e sombra como fruta no verão...
ResponderEliminarabrazo
Conviertes un breve capricho del día en algo que lleva decenios formándose. Más bien, nos convences de éllo.
ResponderEliminarAl final, como al principio, está la luz y la tierra. Y esas patatas que tanto me gusta coger para notar el tacto de su piel, aún con tierra que ha sido útero.
Quién pudiera atrapar la luz como tú lo haces, Xuan.
un sencillo cesto convertido en el centro del universo. Excelente foto, felicidades.
ResponderEliminarSaludos.
Recolectar sombras donde antes fueron las patatas y antes la piedras; resumir un rayo lácteo entre materia oscura; advertir un universo de sugerencias en un instante de cotidianeidad...
ResponderEliminarasí es la vida...
ResponderEliminarPreciosa foto y maravilloso texto, parece tan fácil unir lo que tu unes, pero yo me pongo y no me sale, seguro que el protagonista implícito estaría encantado con la foto. A seguir así.
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