De pronto el mundo deja de estar compuesto por imágenes. Bueno, en
realidad esto no sucede de repente: lo repentino es la percepción que el
fotógrafo tiene de esta nueva situación, a saber, que la realidad visible ya no
es un collage de fotografías sino una masa compacta y de una sola pieza, de
carne y hueso por así decirlo: un álbum del que se han ido desprendiendo los
cromos para desvelar detrás la misma estampa impresa, pero animada. Comprende
también que ese instante de comprensión que lo hizo detenerse en medio de la
calle fue sin duda la última fotografía, una instantánea que nadie tomó, o
quizás sí: en la era de los dispositivos de captación de imágenes nunca se
puede estar seguro.
El hombre, ex-fotógrafo ya, reanuda la marcha por esa ciudad recién inaugurada:
encuentra una realidad de una riqueza extraordinaria, atestada de sonidos, de
olores, no siempre agradables, de luces nuevas incluso, de conversaciones en
las esquinas, de gente que espera y gente que acude o que tal vez decide
finalmente no acudir y alguien empieza entonces a esperar en vano. Cada calle,
cada portal, cada rostro, cada descampado encierra y compone la página de un
libro que todos escriben y nadie lee, que todos leen y nadie escribe. Una
ráfaga de viento recorre la avenida y hace volar algunas páginas. El hombre
recuerda entonces con una agridulce nostalgia su pasado de fotógrafo y se
siente feliz al imaginarse, quién sabe, de nuevo un día haciendo fotos.
Tienes una manera de narrar realmente interesante. Contigo todo es un poco realidad y pasado o futuro. Lo que si es cierto es que nunca me escapo sin una duda en la mente y un apretón en el corazón. Siempre necesito un momento de tranquilidad para reflexionar sobre tus fotos y tus textos.
ResponderEliminarGracias por compartir las dos cosas.
Un abrazo
Que difícil debe de ser eso de ser ex fotógrafo. Quizás hacer esa última foto sea el nuevo principio de todo.
ResponderEliminarUn abrazo
Me impregno de tus textos e imágenes, una vez más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me gusta esa composición, con una escena cotidiana y curiosa a la vez.
ResponderEliminarEl hombre a un lado, el paraguas al otro...Tiene cierta comicidad, al menos a mí me hace sonreir.
In abrazo
Ambas fotos, la anterior y ésta, son una auténtica preciosidad. Me pregunto por què no te apuntas a los retos que hay de fotografías para que te pueda admirar más gente.
ResponderEliminarmi paraguas azul se fue con otro, el muy ingrato!
ResponderEliminar¡Qué susto al leer el título e imaginar lo peor! ¡Qué suerte venir y comprobar que todo sigue en su sitio!
ResponderEliminarMe ocurre algo parecido a Alfredo, "Una última foto"...por ahora, luego vuelvo...o me voy a otro sitio a por más, pequeños despropósitos que nos sugieren interpretaciones distintas, según nuestro estado de ánimo.
ResponderEliminarSaludos.
un final abierto lleno de certidumbres pero tambien de inciertos futuros ¿acaso existe algo mas allá de la muerte? ¿podremos llevarnos las camaras al otro mundo? ¿funcionaran en las alturas? y digo alturas porque no presupongo a ningun fotografo por el infierno. muy hermoso el texto Xuan, como siempre, vaya.
ResponderEliminarabrazos
Eres único, Xuan.
ResponderEliminarEscribes imágenes, fotografías palabras.
Y estás en los momentos más insólitos para decirnos cuanto vale un ojo, un clic!, un pensamiento, un acto que, pareciendo trivial, carga con una montaña detrás.
Abrazo de los grandes, Maestro.
Un ex-fotógrafo sólo es un fotógrafo que no hace fotografías (nada grave). Por lo demás, si convenimos que necesitamos todo lo que ha sucedido y todo lo que sucederá para poder hacer una fotografía justo en el punto de intersección, es natural que a veces al pobre fotógrafo le de por dudar...
ResponderEliminarTexto e imagen, sugerentes y admirables.
Lo que es es puro surrealismo fotográfico. Que bien vista Xuan
ResponderEliminarUn abrazo
Siempre hay un momento para una última foto aunque sea tirando el paraguas y mojándose bajo la lluvia, quizás sea esa foto que todos esperamos hacer alguna vez.
ResponderEliminarQué buena y tus reflexiones, como siempre, geniales.
Un abrazo.
Muy bien vista Xuan, has captado un momento único.
ResponderEliminarUn abrazo.
Parece que en su búsqueda del mejor encuadre de la Iglesia de San Pedro el fotógrafo fotografiado fue alejándose del paraguas, olvidado de él, paso a paso (a no ser que fuera el paraguas abierto el que se dejara llevar por el viento hasta apartarse de él)
ResponderEliminarEse tipo de maestros son capaces de fotografiar los olores.
ResponderEliminarLa foto me sugiere paz, despreocupación, quizá por el color azul generalizado y por el elemento que le da más interés, a mi parecer: el paraguas olvidado, sin preocuparse de que una ráfaga de aire se lo pueda llevar... Me gusta, así como la narración.
ResponderEliminarUn abrazo.
hay cosas que imprimen carácter y no se olvidan nunca...
ResponderEliminarMe encanta esta foto y la historia que la acompaña!
ResponderEliminarLa composición es fantástica!
Un abrazo
Cuando una imagen se impone se abandona todo y han que capturarla cueste lo que cueste, me encanta la foto y la reflexión.
ResponderEliminarQue buena fotografía, Un gran encuadre.
ResponderEliminarSaludos.