Patio de Lindaraja
Tras dejar atrás el Patio con sus leones y sus salones
imposibles, justo antes de abandonar el conjunto de los palacios nazaríes se
atraviesa otro patio, este casi desnudo e iluminado de forma desigual, con un
sabor a renacentismo avejentado, venido a menos, dejado a su suerte un poco
como ese cuarto trasero al que van ganando las humedades, y en él que permanece
apostado un naranjo del que más que hojas brotan dudas. Si hacemos caso a la
historia y a la pragmática voluntad de Carlos V se trataría de un mirador
convertido en claustro, que viene a ser lo mismo pero al revés. Hoy funciona
este espacio como una cabina de descompresión para los sentidos y al cruzarlo
uno se siente inconfesablemente aliviado, absuelto al fin de la obligación de
maravillarse. Cierto que ya no es más que un lugar de paso en el trasiego
constante de turistas, pero aún así se produce en el visitante una cierta
resistencia a abandonarlo, tal vez porque en el fondo sabe que éste es el único
lugar habitable del palacio.
En el fondo, lo que has fotografiado excelentemente es el espacio que hay dentro de la Alhambra...
ResponderEliminarSi, es como una liberación de los sentidos, que no pueden permanecer siempre en guardia frente al bombardeo de emociones que proporciona un espacio como éste. Esta imágen me lleva exactamente a esa idea.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un árbol totalmente xuanratesco, con esa espiritualidad zen que envuelve nuchas de tus fotos.
ResponderEliminarBonita entrada, Xuan... Me gustan las palabras y su sentimiento, pero la imagen es preciosa, sin mas. Preciosa.
ResponderEliminarUn precioso recinto y tuobjetivo lo ha realzado.
ResponderEliminarNo se que es mejor si el texto o la fotografía que lo acompaña. Con el párrafo de la cabina de descomprensión me has transportado al abigarrado ambiente de la alhambra. Enhorabuena.
ResponderEliminarSi la Alhambra no es uno de los lugares mágicos por su belleza ¿cuál lo será?
ResponderEliminarQue buena serie te has traído Xuan.
ResponderEliminarLa humedad parece trepar por esas paredes, es como si el suelo quisiera tomar un protagonismo que se le ha negado durante demasiado tiempo y el árbol vigilate, devolviera las cosas a su sitio
Un abrazo
Excelente texto (como siempre, XuanRata), para salirse de los cauces establecidos y ver otras cosas, como la que muestras con esta fotografía.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un abrazo.
Precioso rincón del Palacio, supongo que te armaste de paciencia para que no saliera ningún turista, es lo que tienen estos sitios. Pero el resultado lo merece.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Buen finde.
Un mirador convertido en claustro, que viene a ser lo mismo pero al revés...
ResponderEliminarAscetismo y poesía.
eso es lo que veo yo. hay que sanear y pintar esa pared. la proxima vez diselo al presidente de la junta de andalucia, o deja una nota en alguna pared, no sé, piensa en algo.
ResponderEliminarbuen finde
Vivir en los pasillos tiene eso, únicamente te brotan dudas.
ResponderEliminar(Te he respondido-aclarado esa pregunta que me hiciste sobre los pies volando...)
Un abrazo.
"...absuelto al fin de la obligación de maravillarse": tal vez la constante inquietud de la expresión artística, y de tu/nuestra díscola amante la fotografía en concreto, sea la búsqueda continua, y evidentemente imposible, de esa absolución.
ResponderEliminarPasear con lo que dices por la Alhambra es todo un placer.
Emotiva la imagen de ese árbol escuálido y medio deshojado, olvidado en ese tranquilo rincón.
ResponderEliminarUn abrazo
Aquí es cuando empieza el síndrome de Stendhal.
ResponderEliminarBesos :)
Solo quien aprecia más lo que siente, que lo que simplemente se ve, haría esta foto.
ResponderEliminarMaravilloso blog. Vengo desde Mon-cat, amigo, cómplice en mis entradas en el blog, gran fotógrafo.
ResponderEliminarAlgún día te robaré una foto... soy poeta a ratos, como tu.
Montse/cantireta
A mi las humedades de encima de la puerta me parecen ángeles extraviados que se escaparon de la capilla Sixtina.
ResponderEliminarCuanto misterio y magia entre estas paredes.
A mi me pasa cuando estoy en la alhambra que cuando aparece la mano de Carlos V , todo desaparece y se me hace prosaico y agresivo.
Dolor y rabia.
Pobres andaluces.
Yo me pregunto como sería realmente la Alhambra, si esta recreación que vemos hoy realmente nos deja traspasados ¿como no sería aquella por la que el moro lloro?. Me fascina este rincón y de acuerdo con Tecla los desconchados le añaden magia. Hay que reconocer que tus palabras también.
ResponderEliminarWUAUUUUUUUUUUUUUUU una auténtica maravillaaaaaaaaaaaa..preciosaaaaaaaa...Mira que la Alhambra es un sueño y hay miles de fotos de ella, pero te aseguro que éste es uno de los rincones mejor fotografiados y mejor captados que he visto...Muy muy muy buen trabajo
ResponderEliminarAbrazotes
Noemí
Me parece en sí misma un poema. Me ha cautivado. Un saludo.
ResponderEliminarque bonita descripción haces de este lugar, incluso con la imagen tan equilibrada y compuesta que trasmite e invita a la relajación. Que pocos ojos aprecian estos espacios.
ResponderEliminarun abrazo
Miguel