Puerto de Larrau - Pirineo navarro
Creías que nunca acabaría la tormenta, que la montaña, paciente, se nos quedaría entre las manos en mitad de aquella devastadora cirugía. Pero he aquí que al otro lado de la cordillera todo ha terminado y lentamente alguien va despegando la venda de la piel del paisaje, vuelto en si. Y abrimos con cuidado los ojos para no hacernos daño.
Rolling clouds.
ResponderEliminarNice.
Muy buena composicion, me gusta esa sucesion de capas en forma de sierras y montes, y ese manto en forma de nieblas, un abrazo.
ResponderEliminarY la belleza aparece como si nunca hubiese habitado este imperfecto planeta.
ResponderEliminarUn abrazo
Fascinante. Esa venda blanca envuelve el monte, pero deja un árbol sin cubrir para que pueda respirar.
ResponderEliminarEnhorabuena, XuanRata.
Un abrazo.
¡Qué maravilla!
ResponderEliminarNo me hables de cirugías que la semana que viene me toca a mí. Para la foto me faltan adjetivos calificativos que es como se decía cuando yo estudiaba. La pregunta es: ¿Pero a que altura estaba usted hombre de Dios?
ResponderEliminarun abrazo
La vida propone infinitas esquinas para propiciar el encuentro; tu, Xuan, sabes cómo doblarlas con la levedad y belleza necesarias.
ResponderEliminarUn abrazo.
a veces un velo no oculta, a veces exalta lo bello
ResponderEliminarPrecioso paisaje captando ese instante que desvela la montaña, con ese árbol solitario, como si se despertara de una larga noche y la niebla, se va disipando.
ResponderEliminarAbrazos.
En cierta manera también es un momento decisivo, más largo, más tiempo para pensar y prever.
ResponderEliminarUn abrazo
Desde el Servicio de Pastoreo de Árboles y Arbustos te agradecemos la foto. Siempre hay algunos árboles díscolos que se empeñan en seguir a las nubes en lugar de permanecer en su bosque. El año pasado se nos escapó un tejo y apareció ¿puedes creerlo? en Foz, junto a la ría. Quería ver el mar. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminarYo necesitaba que alguien me explicará estos fenómenos de la naturaleza, pero en este caso me basta con la tuya y ver toda esta belleza.
ResponderEliminarCuantas veces, los que en mayor o menor medida hemos pasado tiempo entre montañas, hemos visto escenas así. Momentos que nos dejan tan hipnotizados que olvidamos la cámara y oteamos el aire como lo haría el perro en busca del jabalí..., como lo haría el jabalí mismo.
ResponderEliminarMe quedo mirando y espero la aparición majestuosa del águila.
Hasta que me doy cuenta que el águila soy yo.
Un abrazo.
Qué maravillosa foto!!
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