El gusto innato que nuestros pies y manos tienen por la piedra nos impulsa a trepar por grietas y salientes hasta desollarnos las rodillas, aunque de forma infundada suele atribuirse este temprano instinto escalador a la curiosidad, supongo que por no renunciar al alto concepto que tenemos de nosotros mismos. Con severa vigilancia y amenazas logramos neutralizar esta querencia por lo vertical, hasta que el paso de los años con sus inevitables limitaciones termina por darnos la razón, a nuestro pesar. Por su parte la curiosidad sigue sirviendo la mayoría de las veces para descubrir nuevos lugares comunes en los que asentarnos confortablemente.
martes, 7 de noviembre de 2017
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Esa niña promete com una gran escaladora en un futuro.
ResponderEliminarUn abrazo.
El paso del tiempo va poniendo a cada cual en su lugar.
ResponderEliminarCuriosidad la tuya para no perderte un detalle, y la de la niña cruzando tu mirada, ... y también, por que no, la de la mujer del fondo con su teléfono entre las manos.
ResponderEliminarSea como sea, siempre hay algo que nos impulsa. A menudo a ir más arriba.
Un abrazo, XuanRata.
La curiosidad es lo que ha movido al hombre desde siempre. Me gusta mucho como has captado las texturas, la pared de la iglesia, el suelo, hasta las escaleras y paredes tienen texturas diferentes, la niña trepa para ti.
ResponderEliminarMe quedo con la semimirada que te lanza la niña en su intento de trepar por la pared. Quien no ha hecho esto de pequeño. Yo especialmente, siempre me ha encantado trepar. Pero si hacía media vida en los árboles. Me encanta esa calle empedrada.
ResponderEliminarque limpiez de palabras has dejado en mi
ResponderEliminarme encanta tu blog
Un momento tan entrañable que me ha hecho esbozar una sonrisa, cuántos recuerdos..., creo que ese niño/a siempre anda intentando escapar de nuestro interior y volver a trepar por las paredes!!!
ResponderEliminarComo siempre ha sido un placer disfrutar de tus trabajos, hábilmente captados y presentados con una exquisita calidad...enhorabuena y un gran abrazo, amigo!!! ;)
Ya lo ha apuntado arriba Emiliano: los detalles. Pero para mí es una foto trampa: la mujer del fondo y tu texto. Y es cierto nuestro gusto innato por ejercitar la escalada, aunque sea en la roca de una esquina o subirse a una verja. En esta era digital, ver a un niñ@ sin un móvil es una rara avis; y verlo así es un gozo. Los ábsides siempre apuntaron hacia el este, que es por donde sale el sol. Luego éste sí tira, cada vez, MÁS ARRIBA.
ResponderEliminarEsta fotografía me ha devuelto a la infancia.
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