Abro con gran esfuerzo la escotilla y un polvo anaranjado y ocre impregna mis dedos. Estornudo. No puedo creerlo: como un polen inverso el óxido cubre cada tornillo, cada remache de mi querido trasto. Algo ha salido mal. Temiendo lo peor llevo la mano a mi rostro y encuentro una barba densa y enraizada como la yedra. Cuántos meses, cuántos años han pasado por cada segundo que marcaba el reloj de a bordo. Un error de cálculo. Nunca debí haber redondeado antes del trigésimo segundo decimal. Nunca debí alargar el verano más allá de principios de septiembre. El tiempo ha viajado a través de mi y ahora estoy solo. Nadie me espera ya en el lugar de donde vengo. Pero tal vez hayan salido en mi busca. Tal vez alguien haya encontrado un atajo y aguarda mi llegada en algún rincón oculto de esta selva infinita. Tal vez haya descubierto cómo se detiene la máquina del tiempo.
lunes, 22 de octubre de 2018
La máquina del tiempo
Series:
El bosque habitado,
Las formas del tiempo
Ubicación:
Central del Esva, Asturias, España
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Archivo del blog
-
►
2019
(37)
- ► septiembre (3)
-
►
2017
(34)
- ► septiembre (1)
-
►
2016
(39)
- ► septiembre (3)
-
►
2014
(42)
- ► septiembre (3)
-
►
2013
(54)
- ► septiembre (5)
-
►
2012
(73)
- ► septiembre (4)
-
►
2010
(79)
- ► septiembre (6)
-
►
2009
(97)
- ► septiembre (6)
Je, je, en tu texto casi creo intuir una referencia a tu relación con este blog. Te echaba de menos, pensaba que te habías pasado definitivamente a redes más superficiales como Instagram donde te veo muy activo. Por supuesto que hay gente que te espera por aquí tras el verano, y más si nos muestras fotografías tan sugerentes como esta. Parece un submarino perdido en una selva tropical en un escenario post-apocaliptico. Y la reflexión o historia, como en este caso, magnífica!!!. Un abrazo.
ResponderEliminarInstagram y el blog son para mi espacios diferenciados, aunque todavía no tengo muy claro con qué criterio elijo las fotos que van a parar a uno u otro. Solo sé que cuando la foto da pie a un pie de foto, es aquí donde me encuentro más cómodo. Y hay un también un espacio más abierto al comentario pausado que me parece necesario. Y creo que a tí también. Un abrazo y gracias. Abajo el periscopio.
EliminarQué bueno! Me fugué contigo en esta aventura de viajes en el tiempo. Más allá de eso, tu relato se parece mucho a lo que me digo cada mañana cuando me miro al espejo. El tiempo también ha viajado a través de mí, sin pausa y sin compasión. Si alguno ha descubierto cómo se detiene la máquina del tiempo, por favor, compártenoslo.
ResponderEliminarHace años que andaba alejada del blog. Me alegra reencontrarte en este regreso
Un abrazo
Desde puntos diferentes y lejanos confluimos. La máquina del tiempo utiliza el azar como combustible. Un abrazo.
EliminarTodo parece impregnado de herrumbre, todo teñido de viejo. Un cierto olor a despensa cerrada parecía inundarlo todo. Pero la vegetación se nos aparece para concedernos la certeza de que nada es lo que aparenta. Donde hay ruina, donde campa el olvido, siempre queda un rincón donde la esperanza, agazapada, silenciosa, teje sus redes para crear futuro y camino.
ResponderEliminarEl silencio se ha hecho denso, el dibujo de la espera de aquellos que estamos cosidos a tu impulso, parecía demolido por la ausencia, sin embargo, aquí estábamos, esperando que esa escotilla se abriese
lenta pero precisa y nos dejara ver tu otro yo, ese que nos llena de satisfacción admirar.
La enredadera entretiene la espera como una Penélope sin prisa. Por cierto, no creo que Penélope se pasara el día tejiendo, seguro que tenía cosas mejores que hacer. Me alegro de que sigas ahí, Luis. Nos encontraremos en el bosque.
EliminarLa situación que planteas, si sucediera sería tremenda.
ResponderEliminarSucede cada día, no lo dudes, pero nos hemos acostumbrado a su atrocidad hasta tal punto que sin ella no sabríamos reconocernos. Un abrazo
EliminarTe echaba de menos en tu blog, sobre todo por los textos, cosa que no sucede en otras redes sociales donde te sigo.
ResponderEliminarLa foto desde luego invita a imaginar un viaje a través del tiempo, quizás hacia un pasado remoto, dado el vergel donde se sitúa la escotilla.
Espero que vuelvas a publicar por aquí más pronto que tarde ;-)
Abrazo.
Toda fotografia es de algún modo un viaje al pasado, más o menos remoto. Y nuestra cámara una máquina del tiempo portátil. Seguiré publicando, aunque no sé con que periodicidad. Un abrazo.
EliminarAmigo Xuan, eres como el José Tomás de la fotografía: apareces con cuentagotas, siempre a tiempo de colmar nuestra sed con tus detalles de calidad. Aguardo con sincero interés tu nueva llegada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Voy y vengo, compañero, siempre de viaje aunque no me mueva del mismo sitio. Gracias por esperar.
EliminarQuién sabe si no tenemos más que eso, el viaje en soledad en el tiempo. Qué gran fotografía.
ResponderEliminarLa experiencia del paso del tiempo es seguramente una de las más íntimas y también de las más discontinuas. Solo de tarde en tarde abrimos la escotilla.
Eliminar