… ¿y aún me dices que no te escucho cuando hablas? Sabes que podría pasar horas oyendo el impetuoso torrente de tus palabras, que de hecho no hago otra cosa, prendado como estoy de tu verbo ágil, seguro, imperecedero. Y que hago cuanto puedo por desentrañar el significado que sin duda se oculta bajo el continuo de tu conversación, ese idioma tan tuyo como el color irrepetible de tus ojos. Porque más que lo que cuentas importa el sonido de tu voz impregnando el aire y colmando hasta el último resquicio donde pudiera habitar mi pensamiento. Y así como otros leen entre líneas, yo escucho entre frases buscando la emoción que las anima: eres la diva que interpreta un aria que no cesa y hace tiempo que decidí prescindir del libreto y hasta de subtítulos. Aun así, creo que he aprendido en estos años a darte, casi siempre, la réplica adecuada, el pie oportuno pero discreto que a ti no te haga olvidar por dónde ibas y a mí me permita seguir hundido en los vericuetos de tus subordinadas infinitas, descubriendo la raíz y el sentido de esta trama y este enredo con el que tratamos de llenar nuestro vacío. Así que, fíjate si eres injusta cuando me reprochas mi falta de atención por la única razón de que no sé lo que me dices. Tampoco tú sabes, ni falta que te hace, descifrar la variedad de mi silencio, este arrobado silencio mío desde el que procuro no perder el hilo de tu laberinto.
jueves, 22 de noviembre de 2018
Yedra
… ¿y aún me dices que no te escucho cuando hablas? Sabes que podría pasar horas oyendo el impetuoso torrente de tus palabras, que de hecho no hago otra cosa, prendado como estoy de tu verbo ágil, seguro, imperecedero. Y que hago cuanto puedo por desentrañar el significado que sin duda se oculta bajo el continuo de tu conversación, ese idioma tan tuyo como el color irrepetible de tus ojos. Porque más que lo que cuentas importa el sonido de tu voz impregnando el aire y colmando hasta el último resquicio donde pudiera habitar mi pensamiento. Y así como otros leen entre líneas, yo escucho entre frases buscando la emoción que las anima: eres la diva que interpreta un aria que no cesa y hace tiempo que decidí prescindir del libreto y hasta de subtítulos. Aun así, creo que he aprendido en estos años a darte, casi siempre, la réplica adecuada, el pie oportuno pero discreto que a ti no te haga olvidar por dónde ibas y a mí me permita seguir hundido en los vericuetos de tus subordinadas infinitas, descubriendo la raíz y el sentido de esta trama y este enredo con el que tratamos de llenar nuestro vacío. Así que, fíjate si eres injusta cuando me reprochas mi falta de atención por la única razón de que no sé lo que me dices. Tampoco tú sabes, ni falta que te hace, descifrar la variedad de mi silencio, este arrobado silencio mío desde el que procuro no perder el hilo de tu laberinto.
Series:
Las formas del silencio,
Vidas discretas
Ubicación:
Isla de Arosa, Pontevedra, España
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Bella la hiedra como imagen de ese impetuoso torrente de palabras.
ResponderEliminarHabla de una buena escucha buscar la emoción detrás de las palabras, así como observar el cuerpo que las acompaña. Y eso no garantiza que el otro se sienta escuchado. Tal vez el sujeto (quizás tú?) deba también estar atento a su propia emoción y su cuerpo. Chequear y verificar, mostrarse presente en la conversación, también ayuda.
En cualquier caso, la belleza del texto justifica los reproches.
Un beso
Ultimamente se empieza a dar importancia a saber hablar, especialmente en público, y hasta en los colegios se trabaja sobre ello. Sería bueno que se enseñara también a escuchar, esa habilidad tan poco apreciada y menos aún practicada.
EliminarUn beso
Una foto realmente curiosa. Le veo entidad propia. Si hasta creo ver sonriente por la que cae la cascada natural. Es realmente curiosa. Me gusta mucho. Estos textos tuyos tan personales me dejan sin palabras.
ResponderEliminarCreo que es una imagen que pugna por salir de sus propios límites. A mí me intimida hasta cierto punto. Tal vea por eso me gusta.
EliminarUna perfecta imagen con la que mostrar y diserter (espléndidamente) sobre el torrente de voz de la diva.
ResponderEliminarSi pudieramos recorrer la yedra hoja por hoja, tallo por tallo, no habría opera que la superara en complejidad y belleza.
EliminarQuizás sea cierto que cuando todo se desborda lo mejor sea no interrumpir el natural discurrir de los acontecimiento y esperar pacientemente la recuperación natural del equilibrio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Buena reflexión. Y ese equilibrio recuperado no quiere decir que todo vuelva a su cauce sino que tal vez el equilibrio, que nda tiene que ver con la quietud, necesita de cauces nuevos.
EliminarPerfecta conjunción entre la foto y el texto, una hermosa foto.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
Si imaginamos una lengua que se despliega, con cierta insolencia, a partir de esa boca semioculta, el texto viene por si solo.
EliminarGracias, Ana.
El texto es magnífico y contiene el ritmo de la imagen.
ResponderEliminarHay en esta imagen una fuerza invasora evidente, y no está claro, al menos para mí, si la yedra sale de la casa o trata de entrar. Tampoco en el texto tengo yo del todo claro si sufre mayor incontinencia la que habla en voz alta o el que piensa en silencio.
EliminarUn trabajo magnifico... Una feliz union de imagen y palabras
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Ildefonso. En este caso, más que unión, es un lío.
EliminarExtraños y laberínticos paisajes los que se ven desde esa ventana. Yo creo que es la casa la que intenta zafarse de la yedra para evitar así verse metida en semejante comedia de enredo.
ResponderEliminarCiertamente entre la casa y la yedra la relación es, cuando menos, tirante. Aunque no olvidemos que también la yedra es una casa en sí misma, habitada por pequeños seres que a través de la ventana entrevén un extraño paisaje de oscuridad.
Eliminar¿la yedra se apoya en la casa o la casa se apoya en la yedra? Vaya mata grande y sana. Embellece ese muro igual que tus palabras embellecen la entrada.
ResponderEliminarSalu2
Pues sí, Juan Carlos, puede ser que no haya lucha ni enfrentamiento alguno y que en realidad estemos ante un caso de simbiosis no estudiado hasta ahora.
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