Solo es posible observar el exterior a través de un complicado juego de espejos. El capitán se aferra al manillar del periscopio, hunde sus ojos en el visor y traza lentamente la circunferencia del horizonte. No hay buques enemigos a la vista. Durante unos minutos las escotillas permanecerán abiertas y los motores apagados. El oxígeno, con un lejano rumor de válvulas distendidas, irá penetrando en los depósitos. Apenas algún tímido destello escapará del casco que tiene la dureza gris mate del granito. Los charranes sin detener su vuelo repararán en ese islote efímero que altera apenas la geografía del océano. En ese intervalo la tripulación fumará sus cigarrillos con caladas largas y profundas. Radares, torpedos, cargas de profundidad, lejanas explosiones, temblores: nada de eso habrá existido durante el tiempo que el acopio de aire requiere antes de volver a sumergirse. El capitán demorará la orden unos segundos más allá de lo prudente. Ignorará que el tiempo es un contenedor de gelatina que no puede estirarse sin romperse.
miércoles, 26 de junio de 2019
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¡Qué preciosidad de foto Xuan! ¡Y qué decir del texto!
ResponderEliminarGracias, Joaquín. Los grandes espacios nos abren la mirada
EliminarAsí es, todo es una proyección. Un juego de espejos...
ResponderEliminarPreciosa foto y buen texto.
Un saludo
Así es, nosotros mismos somos espejo donde se proyecta la realidad que nos rodea.
EliminarUn instante muy bien descrito.
ResponderEliminarMe encantó.
Describir un instante, eso es lo que intenta hacer la fotografía. Las palabras más que describir, relacionan ese instante con otros.
EliminarParece siempre saludable salir a la superficie y darse un baño de realidad. Me encanta ese paisaje en el que casi se confunden cielo y mar; un destino sin horizonte.
ResponderEliminarUn abrazo, Xuan.
Es interesante eso que dices del destino sin horizonte: supongo que entonces es la travesía misma la que va construyendo ese destino.
EliminarMuy bella imagen minimalista, bien acompañada por tus palabras
ResponderEliminarUn abrazo
A menudo lo mínimo nos resulta bello, aunque en otras épocas la belleza se asociaba a lo recargado, tal vez por su relación con el concepto de riqueza. Hoy es más bien al contrario: la profusión de objetos nos hace valorar más el espacio que los separa como un bien escaso.
EliminarPreciosa la imagen. El cielo y el mar parece fundirse en uno y transmite una gran sensación de inmensidad.
ResponderEliminarBesos
Esa carencia de límites definidos es parte esencial de esta imagen: sensación de libertad pero también de incertidumbre…
EliminarQue bien la has compuesto. La mirada se va en un principio a la izquierda de la imagen para luego seguir la línea clara del cielo y desde allí recorrer con la vista toda la fotografía.
ResponderEliminarEl texto como siempre genial. Un abrazo Xuan.
Efectivamente, Luis, así es, la idea de la composición era que el islote y el claro del cielo formaran una especia de cuña, de flecha, que lanzara la mirada hacia el infinito. Un tira y afloja entre la quietud y el movimiento.
EliminarNecesitamos a veces estirar el tiempo cuando éste lo dedicamos al acopio de oxígeno. Respirar con calma, conscientes, llenándonos de aire, de vida, de pausa, del impulso necesario para seguir la travesía mejor aperados.
ResponderEliminarComo siempre, un placer ver y leer aquí.
Besos
Ese es el reto, estirar el tiempo sin llegar a romperlo: juego de tensión y extensión. Tomar fotografías tiene en mi caso ese curioso efecto. Ese submarino varado desde hace siglos sabe mucho de las cualidades del tiempo.
EliminarEl cielo y el mar se funden en un inmenso abrazo y ese submarino no quiere perdérselo, es puro espectáculo, tendrá que volver a la oscuridad de las profundidades del océano.
ResponderEliminarPreciosa foto y el relato, lleno de nostalgia y claustrofobia por la falta de aire y espacio.
Un abrazo.
La imagen y luego el texto forman parte de mi recuerdo de las pelis de submarinos de la Segunda Guerra Mundial que veía los sábados por la tarde de mi infancia. Yo no sé si emergemos de la memoria o nos sumergimos en ella.
EliminarUna imagen tan sencilla.....pero de una enorme belleza, me encanta esta imagen y la sensacion de paz que transmite, el cielo y el mar casi se unen en una linea casi invisible...muy linda,saludos.
ResponderEliminarMe alegra que te guste, Jesús: entre el cielo y el mar son más las uniones que las separaciones.
EliminarTal cual una biografía cualquiera (salir a la superficie sabiendo que nuestra salita de estar son los abismos).
ResponderEliminarCreo que con esta fotografía has conseguido atrapar la levedad. Enhorabuena y un abrazo, Xuan.
La levedad es prima hermana de lo difuso, de lo que no tiene límites definidos, es decir, de lo que nos otorga cierta libertad de movimiento.
EliminarUn abrazo