Talar, desbrozar, arrancar. Una vida en guerra contra la jungla sempiterna, manteniendo a raya a todo ese regimiento de raíces, brotes y malas hierbas que cercaban la parcela ganada al bosque y acechaban la casa que primero fue de tablones y más tarde del mejor granito traído de las tierras altas. Toda una vida convertida en azote de la exuberancia, una existencia de machete y herbicida, una estancia levantada y defendida con la fibra de sus brazos, con sus manos nudosas bajo la áspera corteza de una piel madurada en la estación seca, macerada en la lluviosa, fermentada en esa sopa frondosa de aullidos y mosquitos que es la noche. Y todo ese empeño y esa gesta laureada al final de sus días con el triunfo del césped y un patio interior donde ahora cultiva con esmero las variedades botánicas más hermosas de la selva.
viernes, 22 de noviembre de 2019
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Magnifica XuanRata.
ResponderEliminarUna iluminación muy lograda desde el primer plano hasta esa ventana que medio se adivina al fondo. Un abrazo
En esa ventana, que es el punto de fuga de la imagen, late la otra selva, la que siempre irá un paso por delante.
EliminarUna imagen de gran belleza... Me encanta como has captado esta bella composicion en BN
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, amigo, el blanco y negro le da cierto misterio y una cualidad claustrofóbica que pueden llegar a tener los jardines interiores y los invernaderos.
EliminarDeshacer la selva para crear la selva... ¿Cuántas veces hacemos eso en diferentes ámbitos sin ser conscientes? Es casi como la historia del humilde pescador que trabaja cada vez más, acumula barcos y más barcos para ganar lo suficiente para tener tiempo para pescar (y disfrutarlo).
ResponderEliminarLa foto es preciosa
Besos
Es cierto, ahora me doy cuenta de que es una versión más de esa historia tan conocida. En realidad todas las historias son ya versiones de otras, somos meros intérpretes.
EliminarGeniales como siempre la foto y el microrrelato
ResponderEliminarEl microrrelato juega a abrir un poco el encuadre de la foto para luego cerrarse de nuevo sobre ella. Me gusta pensar que cuando las palabras cesan, las imágenes permanecen aún.
EliminarEn la foto, la vegetación parece acechar para recuperar su territorio. Ganar espacio a la naturaleza es una constante humana, casi diría que necesaria e inevitable, aunque sea para crear nuestro espacio de naturaleza domesticada. El problema llega cuando aparecen grandes intereses mercantiles.
ResponderEliminarUn abrazo.
Somos depredadores incansables que tratamos así de superar nuestra pequeñez y debilidad congénitas: a veces parece que el mundo nos asusta y queremos someterlo, es decir, rehacerlo a nuestra imagen y semejanza de seres pequeños y débiles. Es una situación patética, y en la que además solo podemos perder. Un abrazo.
EliminarDe la selva al patio de una casa, para trasladar es inmensa belleza de lo Natural.
ResponderEliminarEn cuanto al microrrelato, me parece muy bien escogido, para acompañar la imagen.
Observo que has estado en la provincia de Cádiz. Además de estar en la ciudad de Cádiz, he estado en algunos de sus municipios, pero este de Olvera, me queda por visitar.
Besos
Olvera tiene un modesto castillo y una iglesia descomunal, ambos de la mano en lo alto del pueblo, como una pareja algo despareja pero que ha aprendido a llevarse bien. Y alguna calle estrecha en la que uno podría imaginarse en otro tiempo. Merece una parada.
EliminarUna selva que te protege y camufla en tu espionaje de esa ventana escondida. Lo que se esconde tras esa ventana es una historia por contar. Pero tu, te has centrada en la maleza, en esa magnífica hoja iluminada. De nuevo, cuanta elegancia, que maravilla los tonos de grises en tu foto. Muy buen trabajo!!!.
ResponderEliminarEsa hoja en plena exhibición fotosintética reclamaba el protagonismo y no supe negarme. Pero es la ventana la que finalmente atrae nuestra atención como esa puerta al fondo de las Meninas. Entre ambos polos circula la luz como una corriente alterna.
EliminarExcelente presentación y gran juego de luces y sombras...muy bueno como siempre el relato, un abrazo y feliz semana.
ResponderEliminarEfectivamente, las sombras creo que tienen en esta ocasión (y en casi todas) tanta importancia como la luz, porque intuimos que esas sombras están rebosantes también y porque son el lugar desde el que nosotros como espectadores nos incluimos en la escena.
EliminarYo no sé si la foto es elocuente porque no estoy seguro de lo que esta imagen quiere decir si es que pretende decir algo, pero si estirando el término pudiéramos hablar de una elocuencia de la evocación, entonces estoy de acuerdo contigo.
ResponderEliminarMe gusta ese fondo oscuro y las sombras que dan protagonismo a la hoja. Muy bien trabajada, Xuan!
ResponderEliminarUn abrazo.
Me interesaba resaltar esa sensación de cierto furtivismo que tiene uno en los jardines botánicos. Otro abrazo de vuelta.
EliminarSolemos llevar a nuestros jardines lo que era selva. Ay, cuando faltemos...
ResponderEliminarYo creo que la selva se sirve de nosotros a través de los jardines para seguir ampliando su dominio...o como reducto desde donde iniciar una futura reconquista.
EliminarHay que ver a dónde nos puede llevar una hoja, una ventana, la imaginación y tu ojo. Gracias por el viaje.
ResponderEliminarEl viaje solo necesita un vehículo disponible
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