Sin otra referencia que el frío que cubre la mañana como una lona bien ajustada, se ha dejado llevar por las pistas ganaderas que recorren los pastizales de la sierra. Sin más señal que la voz cascada de los cuervos y el perfil uniforme de los montes que parecen haber tocado techo, abandona el viejo land rover y echa a andar sobre la hondura que la nieve tejió. Y sin otro indicador que el aire envuelto en una luz huérfana, vestigio de un sol venido a menos, termina por encontrarse con él, frente a frente, como en un western de serie b, y no sabe si ese tipo allí plantado es el último de un ejército en retirada o la avanzadilla de otro que ya viene tomando posiciones, si su desafío es fruto de la confianza o de la desesperación.
Recuerda entonces y comprende aquel juego de la infancia: el primero que se mueva pierde, el primero en cerrar los ojos paga. Así que contiene la respiración, conjura el frío, presiente los síntomas irreprimibles del estornudo.
Recuerda entonces y comprende aquel juego de la infancia: el primero que se mueva pierde, el primero en cerrar los ojos paga. Así que contiene la respiración, conjura el frío, presiente los síntomas irreprimibles del estornudo.
Cabe la posibilidad que sea el que avanza en retirada, aquel que escucha el silencio de la nieve y sabe que alberga la única razón posible, la única razón habitable; alguien que sabe que la vida es precisamente ese juego: "el primero que se mueva pierde; el primero en cerrar los ojos paga".
ResponderEliminarEl silencio de la nieve puede ser muy elocuente, obliga a la máxima atención hasta descubrir en él la huella del agua que no cesa, el grito lejano de la chova, o el primer y tenue desprendimiento que anuncia el alud.
EliminarUn saludo, amigo.
Me ha encantado leerte y sentir con el protagonista y frío aterrador ante la cita con su ppropio yo.
ResponderEliminarEn el otro, sea quien sea, hay siempre un espejo.
EliminarRecreaste una escena muy cinematográfica, tensa, incluso misteriosa. Y me encanta ese dejarla abierta a nuestra imaginación con ese estornudo a punto de aparecer, que puede ser un guiño de humor o el inicio de un desenlace fatal...
ResponderEliminarLa fotografía me parece impresionante, y apoyada con el texto me hizo recordar "Fargo"
Besos
Lo cómico y lo trágico son una pareja muy sólida, por más que intentemos separarlos. Y es verdad que una escena clave de la primera temporada de Fargo aparece un llanura nevada y una alambrada. Tienes un instinto especial para detectar huellas. Te desenvolverías bien entre la nieve.
EliminarEs simplemente, la vida... Que se mueve con nosotros... Buen trabajo, amigo
ResponderEliminary cuando llegamos a un remanso nos percatamos de ello, pero eso dura apenas un instante, apenas una fotografía.
EliminarUna maravilla de foto, y me encanta como escribes. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Ana, en estos lugares desolados que nos proporciona la nieve apenas hay que componer, solo mirar y disparar.
EliminarLa vida vaquera, el western rural: espinosa existencia.
ResponderEliminarCiertamente, también en Asturias tenemos nuestro far west, lejano y occidental. Falta alguien que escriba y/o filme su épica.
EliminarViendo tu foto, entiendo bien el desasosiego del encuentro. Creo que esa falta de certeza, que nos lleva a perder el control de las situaciones, es una nuestras mayores debilidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
La incertidumbre es nuestra condición. En ella nos revelamos por más que nos rebelemos o precisamente por ello.
EliminarLa nieve nos devuelve siempre a la infancia, pero esa imagen tuya da un tono trágico perfecto al final del texto. Quién sabe qué le depara a uno una derrota.
ResponderEliminarAy, en la derrota, más que en la victoria, suelen aguardar las oportunidades. O eso dicen.
EliminarIgnoro si la foto es reciente, aunque no me extrañaría que lo fuera.
ResponderEliminarEsta imagen me ha dejado helada. Si cerramos los ojos, cara nos va a resultar cara la broma.
Aquí en el sur hoy, hemos tenido un tiempo cambiante, a eso de las ocho de la mañana, pegaba ir abrigado. Las abundantes lluvias de la noche anterior terminaron marchándose. A eso de las 11 y treinta de la mañana, el sol calentaba y te estorbaba el chaquetón. Sobre la una del medidodía se nubló el sol y corría ya un aire algo fresquito...estos cambios de tiempo también provocan el estornudo.
Besos
La foto es de otro invierno pero bien pudiera haber sido de este que se ha adelantado al otoño como si no pudiera esperar más esta ansiedad blanca.
EliminarCon el frío que transmite la imagen lo que apetece encontrar es un refugio con un buen fuego y un tazón de caldo.
ResponderEliminarSalud.
Ese sería el mejor final para esta historia. Y en realidad, fue así más o menos como terminé aquella jornada.
EliminarSolo verla me entra frio. Me gusta ese cielo a punto de descargar. Muy buena, Xuan!
ResponderEliminarSaludos.
Sin embargo, si la mañana está en calma, el frío no se manifiesta claramente, sino que se va introduciendo poco a poco en los huesos hasta que de pronto nos damos cuenta de que tal vez ya es hora de regresar.
EliminarExcelente entrada, en primer lugar la fotografia me parece muy buena, su edicion y encuadre además de su atmósfera, el texto tan acertado como siempre, saludos y feliz semana.
ResponderEliminarGracias, Jesús, creo que el procesado suave y poner el acento en los grises más que en blancos y negros puros, contribuye a esa atmósfera un tanto suspendida.
EliminarEsta foto me ha dejado enamorado!!!. Que belleza, que elegancia la de este árbol, y que sutileza la de tu foto con ese cielo por capas. Sin la parte más oscura de la parte superior del cielo la foto perdería. Ese tramo contiene y hace de marco. Este fin de semana precisamente he estado en la nieve con la familia y he podido redescubrir (hace muchísimo que no iba a la nieve, al menos no de forma sosegada, desde las juventud quizás) lo difícil que es hacer fotos en las nieve. Extraer composiciones, que la fotografía técnicamente sea correcta. Y tu retratando este elegante árbol lo has clavado. Un abrazo.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo: aunque el árbol guardián es el protagonista de la escena, es la suave gradación del cielo la que me hace volver a esta foto y publicarla. Sobre esa seda el espino y la alambrada prenden como alfileres y ese contraste construye la foto. También funciona en formato cuadrado, recortando justo en el borde de las bolas de hierba: la imagen se vuelve más simple y directa, más simétrica también, menos paisaje. No sabría con cuál quedarme.
EliminarPues yo me quedo con está, da más idea de desierto invernal desolado.Genial foto y texto.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo, a más espacio más desolación.
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