Acuario de Gijón
Resulta que esta escalera mecánica únicamente se pone en marcha cuando el eventual usuario pone los pies sobre la misma. Me recuerda a un exprimidor que tengo en casa: solo empieza a girar cuando siente la presión de la media naranja sobre su cabeza. Todos conocemos esas puertas que nos anticipan y esos chorros de aire caliente que presienten nuestras manos. También están esas luces que se encienden cuando atraviesas el umbral pero que acto seguido se desentienden de nosotros y se apagan cuando les viene en gana, reprochándonos nuestra lentitud y escasa eficacia en el proceso que nos traigamos entre manos. En el Acuario también hay gran cantidad de automatismos. Por ejemplo, un par de nutrias entran y salen automáticamente de su bañera acristalada, irguiendo sus cuerpos chorreantes el mismo brevísimo intervalo cada vez, antes de volver a sumergirse con un rápido giro helicoidal. Dos peces mariposa miden una y otra vez con idéntico resultado la longitud del frontal de su pecera sin tocarla nunca, y sin tocarse. En el depósito central un tiburón toro gira en el sentido de las agujas del reloj, minuto tras minuto, llevado por la inercia de un parsimonioso tiovivo en el que rayas, rodaballos y tortugas describen elipses en torno a un sol invisible. Los visitantes también vamos engarzados en el engranaje desde el instante en que accedemos gracias a un código de barras y seguimos un itinerario sin desvíos en un flujo ordenado, ruidoso a veces, pero continuo hacia el cartel de salida que vemos con pena y con alivio. Pero ahora estoy en la cima de esa escalera mecánica pensada para descenderme y me detengo antes de adelantar mi pie derecho. Noto en el rostro una corriente cálida que asciende desde el Nivel 0, área Indopacífico. Calor de caldera, calor de entraña, dulce infierno acristalado. Dudo. Y pienso que mi duda es la única realidad que escapa a todo este automatismo, y que nada me obliga a poner en marcha la escalera. Dar un paso o no darlo. Esa es como siempre la cuestión.
Si estás leyendo esto significa que di el paso. Poco importa si fue de motu propio o empujado por una familia numerosa que se hartó de la indecisión de un tipo con la mirada extraviada. Si estás leyendo esto significa que tú también lo diste, una vez más. Tal vez lo que sucede es que tú y yo, como las nutrias, asomamos alternativamente la cabeza porque aún no hemos perdido la esperanza de vislumbrar de nuevo ese horizonte diferente que no hemos conseguido olvidar del todo.
O quizá todo está preparado para conducirnos, ciegos, por un mundo de células que nos van detectando. Mientras bajemos por la escalera hacia el abismo, todo irá bien. ¿Saltarán las alarmas si encontramos la escalera dee subida hacia la superficie?
ResponderEliminarLa foto, llena de sugerencias.
Dar el paso o no es la cuestión
ResponderEliminar¿Porqué no?
Saludos.
Siempre la misma rutina, nos creemos que no estamos en la pecera, error.
ResponderEliminarEsa duda tan real...la píldora roja o...
ResponderEliminarCon lo que me gustan las escaleras, y las mecánicas, una vez dentro de ellas, me producen desasosiego si permanezco quieto, dejándome llevar. Soy de los que no puedo evitar bajar escalones, mientras ellas me bajan, o subirlos si me suben y no molesto a nadie.
Hace tiempo que dejé de subirlas por donde bajan y viceversa, era lo más divertido.
Estas que nos enseñas tienen pinta de irreales, yo no me fiaría.
El círculo vícioso de la vida, no nos diferenciamos en nada de la gran pecera, la nuestra nos hace creer que no lo es, pero está ahí, controlandonos, es como la vida, la cadena o condena de la costumbre,la comodidad,etc.....
ResponderEliminarMuy buena imagen, la verdad es que la vida tal y como la vivimos ahora esta guiada en todo momento por una rutina impuesta por la sociedad.
ResponderEliminarUn saludo.
Apreciado amigo…
ResponderEliminarSoy de lo que cuando se planta delate de una pecera, termino inflando los mofletes como el que desde dentro de su mundo artificial intenta descubrir que carajo hay fuera.
Percibir los detalles nos hace peligrosos a los ojos de los que solo nos vigilan por si vemos que otra manera de subir las escaleras o nadar contracorriente.
Siempre le comentaba a una buena amiga que yo con tal de llevar la contraria, un buen día decidí operarme, cambiar mis branquias por pulmones y no volverme a sumergir. Ella, sonreía. No se lo creía. Creo.
Un abrazo
Me gusta el color y la composicion, pero le veo mucho ruido, seguramente por un iso demasiado alto.
ResponderEliminarYo no se quitarlo, pero seguro que si lo intentas tu si lo consigues.
Un saludo.
Yo cuando me encuentro con una escalera de estas...salgo pitando, no me gusta seguir el rumbo permaneciendo pasiva...y claro, luego llego antes de lo previsto a la meta, que cosas...
ResponderEliminarsaludos
el horizonte diferente siempre está, se avisora, se espera.
ResponderEliminarEl paso es inevitable, cada día, a momentos sobreviene si no la duda, la necesidad de observar lo que viene...antes del paso.
Es como con las nutrias que entran salen, miran y regresan al agua...hacemos lo mismo y avanzamos.
un fuerte abrazo, Xuan. ¡qué bien escribes! me voy con la reflexión a cuestas.
El problema es que no atisbemos buenas orillas...
ResponderEliminar;-)
Somos peces, de pecera, que creemos estar en el gran mundo, en el gran oceano, Quizas algunos, sean de acuario grande... pero en realidad, no dejamos de ser peces.
ResponderEliminarNormalmente no me gustan del todo estos lugares en que los animales estan en "jaulas". Entiendo que aprendemos y les conocemos mejor si es así,pero... si a mi no me gusta sentirme en una pecera....
Mi puente con niños en un oceanográfico. Tu puente con niños en un oceanográfico ¿Tan limitada es la oferta de ocio o es que, en nuestro propio recorrido circular, nos estamos perdiendo parte de la piscina?
ResponderEliminarAsomar la cabeza de vez en cuando nos está permitido, siempre que después cojamos la escalera.
ResponderEliminarUn saludo
Quizás somos una parte del mecanismo sin saberlo.
ResponderEliminarLa rueda gira, gira, gira......
A veces me ha invadido la incertidumbre, dar el paso hacia adelante o quedarme en el mismo lugar, quizas esa esperanza del nuevo horizonte siempre me empuja a dar el paso.
ResponderEliminarBuena composición Xuan, no sólo por la fotografía.
Abrazos
La comparacion escalaera mecanica Vs exprimidor; fruto = personas no deja de tener su aquel... jejeje
ResponderEliminarme gustó al entrada, pero en esta ocasion mas tus palabras, intensa capacidad analitica, saludos brujos
Me gustó mucho esta foto Xuan y lo que has escrito está de lujo pero viniendo de tí no podía ser menos.
ResponderEliminarBesitos desde mi mar
Cuando superamos lo ordinario y nos salimos de lo común empezamos a pisar el terreno de lo asombroso, como tú has logrado con este texto, que de forma tan inteligente y minuciosa has elaborado, y como tú has conseguido con esta foto, que también refleja un espacio inteligente y hábilmente logrado.
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