Candás, Asturias
Un día apareció tal como lo veis, con toda la pinta de haber estado siempre ahí para hacerle parecer a uno el recién llegado. Sin embargo, es de suponer que fue la última mareona la que lo trajo aquí pues en este pueblo la marea es un medio de transporte habitual y de los más puntuales. Sin ir más lejos cuenta la historia local que hasta el propio Jesucristo llegó a esta playa por tal vía directa, bajo forma tallada, eso sí, y clavado a los maderos sigue desde entonces en nuestra iglesia parroquial dando buena fe de ello. Pese a que el sillón vacío y desubicado, o la silla si es el caso, se ha convertido ya en un motivo recurrente en fotografía como símbolo de la contemplación, y a veces de la ausencia, y hay excelentes ejemplos de ello como, sin ir más lejos, la imagen que cierra el libro “Mirando la vida” del fotógrafo Martín Gallego, no pude resistirme a la llamada del objeto y lo inmortalicé sin más. Me pareció, sin embargo, que con las olas lamiendo sus patas raídas la foto ganaría en dramatismo, por lo que me propuse volver con marea alta cuando su horario y el mío coincidieran.
Lo cierto es que fui postergando tal propósito más de lo debido y cuando regresé, con marea media esta vez, yacía tumbada la butaca en el fondo de un foso de más de un metro de profundidad que cavaron al alimón, en una madrugada de amores tempestuosos, la mar y el arroyo-cloaca que allí mismo encuentra su sumidero. Con una tabla de mareas en la mano, resolví presentarme, esta vez sí, en el momento adecuado, aunque tuviera que modificar alguna de mis más queridas rutinas y revestirme de gore-tex para, si fuera menester, sacar de entre las aguas el sillón y adecuarlo a mis intereses compositivos.
Pero los imponderables con los que a veces se reviste la pereza siguieron retrasando la cita y apenas un par de días después me encontré con la tensa lisura de la arena rellenando el lugar donde una vez hubo un sillón y un socavón. Sé que la butaca sigue ahí, de pie todavía bajo los húmedos estratos, símbolo ahora de la contemplación imposible y de una ausencia al cuadrado, tan presente que no puedo dejar de indagar con la mirada cada vez que recorro el paseo de la playa. Ahora toca ser paciente. Volveremos a encontrarnos allí donde nos quieran arrojar el tiempo y sus mareas. Y contemplaré. Con los ojos ávidos de luz o anegados en arena.
Hermosisimo el texto. Que delicia de lectura. La imagen de primera fila!
ResponderEliminarPosso-me sentar? Como se chama o filme?
ResponderEliminarsiempre fascinantes las sillas/sillones/bancos vacíos. y aunque muchos los hayan fotografiado... qué es lo que todavía no fue? el texto, perfecto. recuerdo las fotos de dos rollos que perdí, fotos que nunca vi, más nítidamente (perfectas) que muchas otras. ahora recordaré la foto del sillón con el mar lamiendo sus patas...
ResponderEliminarComposicion y procesado maravilloso. Saludos Xuan!!
ResponderEliminarEs que cuando una foto no está para ti ya no hay nada que hacer, y si además depende de la fuerza de las mareas oceánicas ni te digo.
ResponderEliminarPor cierto, una foto preciosa.
Perfecto el encuadre; sublime el texto que lo acompaña, me encantó.
ResponderEliminarLa fuerza del mar, de la naturaleza y de la fotografía hacen maravillas. Espero hace tiempo en la "fila" a que abran este cine, me espera una butaca muy buena.
ResponderEliminarun abrazo
A esto se le llama casualidad. Este domingo he quedado con unos amigos para hacer fotos de amanecer con sillas y sillones viejos. Te ha quedado genial , ójala me quede a mi así de bien!
ResponderEliminarMagniifico texto...la foto tiene un encuadre de lujo y un procesado fenomenal.
ResponderEliminarBesos
Mejor que sean avidos de luz :)
ResponderEliminarEl lugar pefecto para una contemplacion lenta y pausada, haciendose uno ajeno a la mirada y al tiempo.
Tremendas esas mareas!
Un abrazo.
Muy buena fotografía y también la anécdota!
ResponderEliminarUn saludo
ya lo dice el refrán: no dejes para mañana...
ResponderEliminarDan ganas de sentarse a esperar el verano.
ResponderEliminarDespués de dar un paseo en vespa,llego a esta playa en blanco y negro y me siento a respirar otros aires que no conozco........
ResponderEliminarBesicos.
Estaría bien que pudiera permanecer así un tiempo, hasta cubrirse de algas, caracolillos y alguna que otra anémona.
ResponderEliminarUn abrazo, me siento a esperar tu próxima.
aunque ayer estuve por aquí hoy vuelvo y a pesar de las mareas este sillón sigue anclado en el mismo lugar, tienemos que indagar su procedencia, habrá sido arrebatado de alguna cubierta de algún yate art-decó o simplemente alguien lo olvidó en un día de verano
ResponderEliminarLa fila cero da derecho a una visita al infierno.
ResponderEliminarMenos mal que no acudiste a la cita.
Fantástica foto desde la fila 1
ResponderEliminarA great mysterious charm!
ResponderEliminarWonderful!
Levantarse de la butaca, estirar la piernas, llamar al perro para continuar la contemplación también forma parte da la fila cero, a veces la fila más trasera.
ResponderEliminarBesos.
Vaya Xuan, excelente imagen. Suerte qhe me ha avisado Ventana indiscreta, que si no me la pierdo. Pido disculpas por ello.
ResponderEliminarMañana otro capítulo de la serie....
Ese es el sillón de Neptuno... ¡fijo!
ResponderEliminarme encnata esa fila 0
ResponderEliminarQué imagen!!! muy buena compo, con una profundidad de campo espectacular. Quién no querría tener un segundo en esa butaca???
ResponderEliminarEl texto otra belleza. Saludos
Ojonuda ;)
ResponderEliminarSaludos.
Lucas.
Sólo tú y Sorolla sabéis de las dificulatdes que supone el arte en un medio tan cambiante. Y aun dicen que el pescado es caro. He disfrutado con esta foto y su historia: hay que estar en el momento preciso en el lugar adecuado. Y si no es así, ya sabes: toca pertrecharse, acercarse y esperar otra oportunidad.
ResponderEliminarUn lugar privilegiado para un espectáculo increíble, aunque el espectador parece haberse ausentado un momento.
ResponderEliminarwow wow wow!!!! Wonderful;)Amazing shot & image.
ResponderEliminar¿No te llama la atención el hecho que se ha producido respecto a esta imagen en la que hablas de lo que hablas y que dos de las personas que supuestamente te han "ayudado", una (a la que sigues) te haya dedicado una plasta y el otro (al que admiras) un water?
ResponderEliminarNo son ellos, eres tú el que tienes que ver lo que estás haciendo mal. Lo estas haciendo fatal. Busca, piensa, ¿qué estás haciendo mal? ¿QUE ESTÁS HACIENDO MAL? Y no sólo es físico, digo respecto a las acciones, es emocional, a nivel anímico.
Los demás son nuestro espejo.
ResponderEliminarQué control. Esto del correo enlazado es muy poco discreto. Hay tantos que leen. ¡Cotillas!
Comprobación empírica. Prueba objetiva.
ResponderEliminarJo, que prisas.
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