Da que pensar el hecho de que para conservar nuestras tradiciones tengamos que rechazar una de tan honda raigambre céltica como la noche de las ánimas. Algunos que apenas rozan los cuarenta aún recuerdan de su infancia las calabazas huecas y la llama que en su interior respiraba esa noche con aliento tembloroso. Al menos así sucedía en las aldeas de Asturias mucho antes de que supiéramos del truco o trato. Queramos o no, ahora tendremos que pagar por lo que es nuestro con el suplemento que corresponde a lo pretendidamente nuevo. Es el precio de la desmemoria. Una desmemoria en la que reincidimos con tal dedicación que acabará por convertirse ella misma en la única tradición posible.
Hoy me gustan más que tu imagen, tus palabras, con las que concuerdo al cien por cien
ResponderEliminarLa tradición como puente hacia la nada. Qué sabia tu visión sobre la desmemoria. Y que grandes calabazas nos está dando todo este devenir anglosajón.
ResponderEliminaramén. Al principio parecía que no, que era de unos pocos pero con la tontería....ditu que así aprendemos inglés ?¿
ResponderEliminarUna muestra más de que lo importado parece tener cierto valor añadido frente a lo local :-(
ResponderEliminarPor cierto, yo no recuerdo nada de eso, por aquí abajo no había cosas de esas....
es una estupidez, la ignorancia del pueblo elevada a fiesta. ya me fastidia que seamos tan receptivos para con lo de fuera y tan descuidados para lo propio. no se quien tendrá el demerito pero lo ha hecho muy bien. y en esas
ResponderEliminarandamos, que pena. pero tu lo escribes mucho mejor.
abrazos
La desmemoria no ha traído nunca nada bueno.
ResponderEliminarPrecioso ese difuminado, esa turbulencia del pensamiento plasmada en la imagen.
Besos, Xuan.
única tradición posible... espero que no, aunque no faltan razones para la sospecha.
ResponderEliminarLo siguiente será festejar el día de acción de gracia o la independencia el 4 de julio, y si no démosle tiempo al tiempo.
"¿Por qué no? ¡Será divertido!" dirán algunos...
Es curioso: a mí me da ma más miedo esa puerta de tu foto.
ResponderEliminarYo aso calvotes en honor de las ánimas.
ResponderEliminarLas tradiciones del consumo las dejo temblando como tu imagen.
No sé qué me gusta más si tu imagen o tu filosofía. Quizás ésta última porque la comparto totalmente.
ResponderEliminarHoy, mañana Dios dirá.
Cuestión de marketing, como ya casi todo en esta vida que acaba siendo un negocio...
ResponderEliminarBsos
B
X acá se conoce como la noche de San Juan. Lindas calabazas.
ResponderEliminarAbrazos.
é o que eu disse antes, essa coisa da memória...
ResponderEliminar... que se dilui, como nesta fantástica (ou fantasmagórica?)foto
abrazo
Esta si que es una visión diferente.
ResponderEliminarMuy buena. El movimiento desnaturaliza la realidad y da pie a la fantasía, además, no se trata de eso?
un abrazo Xuan
Y a lo mejor tenemos que agradecer al halloween que nos hayamos acordado del samaín. Tal vez podamos adoptar el primero para recuperar lo que era nuestro. Siendo así, no veo qué hay de malo en que convivan.
ResponderEliminarBesos
batalla perdida... yo sí recuerdo aquellos días...
ResponderEliminarUn poco más y maltratas a las calabazas casi tanto como a cieta sandía que tu ya sabes.
ResponderEliminarUn abrazo y buena suerte con el taller.
A mi me encantaba la noche de las ánimas.
ResponderEliminarCuanta magia y misterio.
Como esta foto emborronada.
Al final, lo que era un patrimonio popular, se olvida en beneficio de modas de allende los mares.
ResponderEliminarBesos besos
muy cierto amigo, menos mal, que aún quedan recordatorios (bonita palabra esta) como los tuyos.
ResponderEliminarun abrazo
En mi casa era costumbre desde muy antiguo, ya que mi padre (del 36) nos contaba que ya su abuelo lo hacía, se vaciaba la calabaza y se metia la vela dentro, y se ponía en la ventana, era para que las ánimas de los familiares encontraran el camino a casa; con el relleno mi madre nos hacia buñuelos de calabaza bien bañaditos en azúcar y que con un tazón de leche sería la cena de los niños y el postre de los mayores.
ResponderEliminarAhora sabemos que era una antigua costumbre celta que los cristianos hicieron suya también.
En esta foto me da la impresión de que las calabazas bajan volando y se posan levemente sobre el suelo.