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Centro Niemeyer, Avilés - Asturias
Como una página en blanco a la espera de la primera palabra que dicten nuestros pasos se extiende la tersa llanura del Centro Niemeyer de Avilés y sobre ella se levantan sus dunas calcáreas. Provienen del tiempo ya legendario de los fastos, de aquellas megalíticas construcciones que se alzaban como polos magnéticos en todas las ciudades con la única función de alzarse, de sobresalir y brillar para pasmo de propios y extraños. Era costumbre atribuir a estos monumentos el sobrenombre de museo, centro cultural o auditorio, igual que en otras épocas se hacían pasar por altares y mausoleos, pero a decir verdad esto nunca fue tomado demasiado en serio. Del mismo modo que nunca nadie supo dar razón del destino de este espacio porque tal vez hacerse espacio era su único destino. De ahí que le cuadre tan bien ese aspecto de lienzo virgen listo para imprimir sobre él todos nuestros sueños sin forma, esos anhelos que se quedaron en esbozo, en líneas maestras. Aunque también puede ser vista como una prótesis de escayola para la ciudad tullida por las sucesivas reconversiones. Es lo que tiene la ambigüedad arquitectónica. Lo cierto es que, a lo mejor porque no fue diseñado pensando en el lugar donde sería levantado, este conjunto parece más bien caído directamente desde el mundo superior de las ideas, campamento avanzado de una civilización más higiénica y pura que esta nuestra, heredera directa de la edad del hierro, dueña del óxido...(continuará)
Fantastic compositions.
ResponderEliminarLove 'em.
Las fotos muy buenas como siempre. El texto todo un dardo. Esperamos la continuación
ResponderEliminarExcelente serie al completo, la primera y la quinta sencillamente magníficas, un abrazo.
ResponderEliminarTus palabras se podrían aplicar a tantos lugares del país....
ResponderEliminarCiertamente, parece caída ahí directamente de un mundo futurista y no pega nada con su entorno, esperamos la continuación con ansia.
ResponderEliminarUna serie fantástica!
ResponderEliminarUna colección buenísima.
ResponderEliminar¿Me estás diciendo que estos monumentos se hicieron así, porque sí? ¿Porque les dio la gana, se lo pidió el cuerpo y ya está?
ResponderEliminarQué ganas tan grandes me han entrado de ir a Avilés.
Me la imaginaba oscura y lluviosa con las paredes oscuras por el humo de fábricas antiguas, y me encuentro con unos monumentos de un blanco impoluto y fascinante.
Buenísimas las fotos Xuan.
No exactamente porque sí: fue un caso más del conocido síndrome "Gughenhein de Bilbao", además de una buena oportunidad para repartirse algo de pasta y de paso montar otro chiringuito político.
EliminarAlgo realmente inconmensurable Xuan, algo fuera de este tiempo y casi de este mundo. Una de tus genialidades.
ResponderEliminarUn abrazo
Menuda colección de obras maestras, eres inmenso, como ese lugar.
ResponderEliminarEl texto, es muy triste, pero todos sabemos que los arquitectos van por otros caminos que nuestros dirigentes.
Espero ansioso próximas entregas.
Abrazos.
Limpias líneas de arquitectura. Siempre te dan sensación de paz al verlas, quizá en un mundo de estrés infinito las construcciones hayan tenido que hacerse más y más simples para equilibrar nuestras cabezas. Saludos
ResponderEliminarUltimamente ando bastante liado y con 8 horas de ordenador en el curro suele tener mas que suficiente..pero este trabajo delicioso me ha hecho pasarme un buen rato en el.
ResponderEliminarEs una delicia,en especial las dos primeras.
Gracias por tu comentario como siempre,pero este me ha encantado jeje
Un ramillete de fotos geniales sobre el Centro Niemeyer. Una maravilla, Xuan
ResponderEliminarLas líneas y curvas, el cielo y el espacio espectaculares.
Un abrazo.
Detalles imprescindibles para saborear más a Niemeyer. Según leí alguna vez, hasta le daba pena que no tuviera el uso que se deseaba (estos políticos de grandes fastos...ains!).
ResponderEliminarUn abrazo, Xuan, maravilla.
Toda una lección de excelente hacer, enhorabuena Xuan!!!
ResponderEliminarImpresionado me he quedado...
Un abrazo.
Simple,blanco,luminoso.
ResponderEliminarUna maravilla.
Una buena muestra gráfica que acompaña el texto, un conjunto bien trenzado y relatado.
ResponderEliminarAunque me he quedado embobado en la primera foto, y me hacia pereza continuar con el resto, no por falta de interés de las que le siguen, si no que, constatar que tan poco puede contener una inmensa fuerza subjetiva y sugerente, una foto que sacada de su contexto podría hacer volar la imaginación de quien la contempla.
Saludos.
La arquitectura actual (la pomposa) va de la mano de los políticos que nos gobiernan, beben los unos de los otros, siempre desligados de las necesidades reales.
ResponderEliminarSin embargo tus fotografías no son inmensas ni grandilocuentes, sino cercanas y sutiles, muestra de una poesía que hoy se nos niega.
Un abrazo
Pragmático Xuan, ya sabía que no era exactamente porque sí, pero después de las chimeneas oscuras con sus humos y sus lluvias es lógico que a los avilenses les apateciera crear algo absolutamente blanco. De un blanco absoluto.
ResponderEliminarPor esta vez no se me pasaron por la cabeza los políticos con sus consabidos egos pagados por el siempre sufrido ciudadano. "El despilfarrar se va a acabar" Ya está bien.
Si ese edificio tenía culpa lo has dejado confesado y absuelto
ResponderEliminarBuena y bonita reflexión.
ResponderEliminarNo va a quedar más remedio que dar uso a tanto edificio levantado por vanidad de algunos. Al menos, que compense los sacrificios que ahora se están pagando por tanto despropósito.
Un abrazo
O quizá sí fue diseñado para ese lugar, por eso mismo, para dar razón humana a un paisaje que no podemos dominar, por hermoso.
ResponderEliminarEl aséptico siglo XXI rodeado del XIX... curioso efecto, mientras los del XX lo vemos y lo fotografiamos.
ResponderEliminarUn abrazo, Edu