De algún lugar que ya no existe (¿de un tiempo mejor, tal vez más propio?) ha de proceder el deseo absurdo de buscar en las carreteras secundarias una cuneta en la que detenerse para abordar ese pensamiento compacto que es un campo de trigo, con la intención a medias confesada de averiguar la trama, desentrañar la pincelada, tocar el tapiz, acariciar, en fin, el lomo levemente erizado de la tierra. Y descubrir cómo esa tostada uniformidad que la lejanía nos propone la trilla ahora la mirada en espigas díscolas, grávidas espigas que fijan como sales de plata la fotografía del paso de un viento sin nombre. Ese deseo absurdo que en parte sacia y en parte aviva la amapola procaz, capaz de convertirlo todo en su pretexto.
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Precioso tapiz.
ResponderEliminarLa proximidad de los detalles siempre nos descubre miradas que nos pasarian desapercibidas.
Me gusta mucho esta composicion, parece una ensoñacion, con el añadido de tus siempres interesantes textos que la acompañan, un abrazo.
ResponderEliminarImágenes como esta me recuerdan la extrema complejidad y belleza del mundo.
ResponderEliminarTu manera de mirar es tan peculiar y atrevida que nada hay que decir de como compones esas fotos que muestran el mundo tal y como es pero haciendo que parezca más bello. Un abrazo
ResponderEliminarQué hermosa foto, Xuan! esas dos amapolas parecen estar escondiéndose, como si el color no las fuera a delatar! son como dos ojos asustados entre el torbellino de espigas!
ResponderEliminarUn beso
No se me ocurre más que felicitare.
ResponderEliminarPor tan bella entrada.
Y en silencio, disfrutarla.
Un abrazo.
De algún lugar llamado mundo, sacaste esta belleza. Parece que las afiladas espigas, defienden a las delicadas amapolas. Saludos
ResponderEliminarParecen invasores y las pobres amapolas sobreviven como pueden. Es la diversidad, se penaliza, se castiga, la globalización todo lo puede.
ResponderEliminarGenial, amigo.
Efectivamente, ya no existe. Las cosas tan bellas duran poco.
ResponderEliminarAfortunadamente llevas la cámara a cuestas.
Un abrazo.
Qué cierto. Ahora vamos tan veloces que no tenemos vida.
ResponderEliminarVértigo invertido; universos de bolsillo; belleza de lo mínimo; la forma que tú tienes de entender la fotografía. Un enorme placer.
ResponderEliminarParece como si hubieras convertido la espigas en acosadoras y las amapolas en seres atrapados por una masa dominante.Es una visión muy particular del trigal, lejos del ideario dorado que todos tenemos, pero me gusta mucho y el texto más.
ResponderEliminarSin prisa, me quedo esperando el golpe de brisa que acompasadamente mueva el grano, mientras la amapola baila.
ResponderEliminarHablas de algo que ya no existe, pero la fotografía, aunque siempre es pasado, lo fija. En cierta manera ese lugar existe, y ese tiempo, pero no como lo recordamos, sino como ahora es. Creo que esta foto es bastante contundente en casi todos los sentidos.
ResponderEliminarUn abrazo