martes, 12 de julio de 2016

Hermanas



    Sesenta y seis años han pasado desde la última vez que estuvieron juntas. Las separó un océano que por aquel entonces era mucho más ancho y más profundo que ahora, igual que el océano de edad que separaba a la mayor de la menor de las hermanas ha terminado por evaporarse, pasajeras ya del mismo barco. Durante mi niñez esa distancia insalvable tomaba cuerpo en los rostros de exóticos generales y libertadores enmarcados en los sellos que yo coleccionaba con el afán de ver como se iba llenando una cajita. Iban y venían aquellas cartas casi transparentes, casi de aire, para que un avión pudiera transportarlas sin venirse abajo, cruzándose, quién sabe, en medio del Atlántico sin saber unas de las otras. Llevaban noticias de lo cotidiano, a veces con meses de retraso, lo que no importaba demasiado pues lo cotidiano siempre acaba de suceder. Todo estaba escrito allí con aquella caligrafía de colegio de posguerra, el mismo tono prudente y comedido para las alegrías y para las penas, la manera de ser de toda una generación. Y al final de la carta siempre faltaba espacio y se amontonaban los adioses con los besos. 

      Tal vez por eso sucedió que al reencontrarse las hermanas no tenían nada que decirse. Todo había sido dicho ya en aquellas cartas y en las conversaciones telefónicas que últimamente salían un poco más baratas. Tal vez por eso, en lugar de hablar compartían tareas de la casa, recogían juntas y en silencio los platos y las copas de brindar por el reencuentro. 

      Ahora que la visita concluyó y la hermana mayor ha partido de nuevo hacia el otro lado del Atlántico, veo a las dos en esta foto y me parece que también sus rostros tienen algo de efigie, que sus perfiles merecerían un sello tanto como aquellos valientes generales, insignes padres de la patria. Sesenta y seis años después han vuelto a despedirse las hermanas, antes de cruzar de nuevo el inabarcable océano que separa y une nuestras vidas.


15 comentarios:

  1. Un fotografía que dice tanto como tus palabras, Xuan.
    Una mira al frente, otra a un lado, complementando lo que la vida separó.
    Que la despedida sea sólo el principio de otro reencuentro.
    Besos y besos

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  2. Impresionado me has dejado, Xuan; como casi siempre. Por ese retrato de las hermanas que parecen salir de la oscuridad todavía aturdidas por la novedad de la luz. Y por el relato, cargado de sentimiento y emoción.
    Un abrazo.

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  3. ¡Vaya fotaza!con sólo mirarla se puede adivinar la historia que tiene detrás, pero tú no conforme con compartir la foto nos cuentas su trafondo de tal manera que emociona.
    Me encantó.

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  4. Una historia preciosa, Xuan, lástima que se hayan vuelto a separar, con lo que han tardado en encontrarse. En fin, la vida sigue.

    El retrato es magnífico. Enhorabuena.

    Feliz semana.

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  5. qué hermoso texto! y tan presente en estas tierras de generales y libertadores exóticos... la mayoría de nosotros tienen parte de sus raíces enterradas en macetas. Esas cartas de aire para que un avión pudiera transportarlas... qué hermosa forma de describir!

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  6. Esa mano en primer plano es impresionante

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  7. UN excelente retrato Xuan, lleno de historia que de nuevo devuelva a cada una de las hermanas a su lugar. Es cierto, la vida sigue. Un abrazo

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  8. Como siempre magistral Xuan. Un abrazo

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  9. Son mujeres con historia: la que está en elipsis en tu certero texto, pero, sobre todo, en esa imagen. No sé si se corresponde a su carácter, pero esa mano y esa mirada...

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  10. Impresionante, tanto el texto como la imagen.
    Un abrazo, XuanRata.

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  11. Me has emocionado!! No puedo decir nada más.

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  12. Xuan, que hitoria tan bonita y que gran foto.

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  13. Excelente trabajo, no solo por los aspectos tecnicos, que tambien sino por la complicidad que emite la fotografia, la ambientacion es magnifica, en definitiva una gran fotografia, saludos y feliz semana.

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  14. Vidas que desmienten cualquier horizonte; el hermoso coraje sin apenas historia asomándose a la mirada.

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