Un día de repente los hijos han crecido y nadie se preocupa por el futuro de los recuerdos huérfanos que dejan: estos, abandonados a su suerte, piensan que se trata tan solo de una mala racha. Que pronto todo volverá a ser como era antes. No sé, tal vez el Ayuntamiento debería habilitar un lugar donde depositar esa infancia desechada, una casa de empeños donde al cabo del tiempo, pero antes de ser demasiado viejos, pudiéramos recuperarla a cambio de toda la nostalgia que iremos acumulando después de dar la juventud por perdida para siempre.
jueves, 9 de marzo de 2017
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Yo tengo la infancia de mis hijas, escondida en cajas, mirando en los rincones o en el cuarto de las cosas invisibles.
ResponderEliminarY me duele tirarlas por si acaso alguna vez su infancia se arrepintiera de haber crecido y volviera de nuevo a estar entre mis brazos. Meu neñu, meu neñu.
Extraordinario byn. Me gusta esa medio fuga que me lleva desde la infancia acumulada y desechada al futuro inmediato en el que al fin y al cabo todos vamos destinados. Un abrazo
ResponderEliminarBonitas, sentidas y nostálgicas palabras que dictan un remedio para poder reciclar estos recuerdos perdidos.
ResponderEliminarApoyo tu propuesta.
Una foto y un texto realmente entrañables. Desde luego, tenemos toda una vida por delante para añorar con nostalgia todo tiempo pasado. En mi caso no me he quedado tanto en la infancia como si en la adolescencia, los primeros años de liberta juvenil se me han quedado grabados a fuego como ejemplo época feliz. No se si me distrae un poco la parte de más a izquierda de la foto, el pueblo, el coche, el campanario. Cortarlo creo que sería delicado, pero no se, a lo mejor en esta foto yo lo veo.
ResponderEliminarDistrae sin duda esa parte al fondo de la imagen y seguramente por eso he tardado tanto en publicarla: busqué otros encuadres posibles en su momento pero no me convenció ninguno y ahora ya es tarde para un recorte. Aunque por otro lado ambienta la escena en el contexto de lo urbano, lo que tampoco me disgusta.
EliminarUna foto preciosa que nos habla de épocas pasadas, de infancias perdidas. Hoy hemos coincido aunque con distintos matices.
ResponderEliminarBuen finde, Xuan.
esta foto es de las que cuenta una historia. fantástica
ResponderEliminar¿Dónde habrán terminado mis cosas de la infancia?
ResponderEliminar¡Que sería de nosotros sin nuestros recuerdos! Para mi es como un tesoro al que recurrir. Una foto nostálgica y entrañable.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo conocí a una señora que tiró sus recuerdos, para que nadie tuviera que hacerlo por ella. Me pareció muy valiente.
ResponderEliminarlexcelente texto reflexion como siempre, la imagen muy buena y muy buena tambien la edicion, saludos y feliz semana.
ResponderEliminarUna vez más, una extrada genial !!!
ResponderEliminarDuele ver como alguien ha perdido sus recuerdos infantiles.
Un abrazo, XuanRata.
Da penita ese oso, ahí tirado junto a las bolsas de escombros, pobrecillo, estará pensando en el niño que lo abrazaba cada noche.
ResponderEliminarBesos
Esos juguetes no deberían quedarse huérfanos después de haber compartido tanto con sus dueños. Mejor sería darles una nueva vida encontrando nuevos amigos con los que jugar.
ResponderEliminarSalu2