¿Recuerdas las crines al viento de los briosos corceles a cuya grupa cruzamos la estepa? ¿Recuerdas la quilla del corsario hendiendo el océano a la par de los delfines? ¿Y las lenguas de helio incandescente en torno al fuselaje a cien mil kilómetros por hora? ¿Recuerdas? Yo tampoco. Tal vez nada de eso que cuentan haya sucedido y solo exista esta humilde tarde en la que el mar, el viento y los últimos rayos del ocaso urden para nosotros un escenario en el que podemos llegar a creernos héroes e inmortales.
El viento siempre nos lleva en alas hacia el horizonte.
ResponderEliminarCierto que el viento, cuando su fuerza no es excesiva, nos impulsa a buscar el espacio abierto. ¿Por qué será que el acto de volar no nos resulta ajeno?
EliminarUna maravilla de fotografía, que como tal puede recordar a cualquier cosa bella.
ResponderEliminarSobre la pantalla del horizonte se proyecta una película cuyo guión cambia en cuanto nos descuidamos. Hay que estar muy atento para no perder el hilo. O ser capaz de cambiar de guión con la velocidad del viento.
Eliminarel ¿recuerdas? yo tampoco... me ha encantado. Lo pienso utilizar de coletilla alguna vez.
ResponderEliminarLa imagen es preciosa.
Un abrazo que se recuerde.
Entre lo que nos han contado y lo que nos hemos contado vamos formando una especie de argamasa que llamamos memoria. Cuando esa memoria es compartida, a veces cuesta reconocer que no recordamos algo que se supone que deberíamos tener presente. La memoria de los demás siempre nos parece mejor que la nuestra, más precisa y de mayor alcance. Pero quien sabe, tal vez la diferencia esté sencillamente en la mayor o menor firmeza a la hora de defender la veracidad de los recuerdos de cada uno.
EliminarPreciosas olas de nube. Humilde tarde tal vez, y también llena de grandeza.
ResponderEliminarIba contagiándome de un espíritu épico leyéndote hasta que llegué al yo tampoco. No pude controlar la carcajada.
Besos
La épica, en sus versiones clásicas o modernas, siempre me resulta un tanto ingenua y ridícula. No hay que desecharla por ello pero tampoco perder de vista su naturaleza de pura convención, de cuento tierno.
EliminarEs la magia de lo sencillo, que con imaginación y adecuada voluntad podemos forzar a épico. O quizás a la naturaleza le gusta presumir más de lo que parece.
ResponderEliminarUn abrazo, Xuan.
Puede ser que le guste presumir, como dices, pero es todo tan frágil, tan breve, que esa brillante cornisa de volutas desapareció sin necesidad de venirse abajo, y eso tiene su mérito.
EliminarEn ocasiones, una ensoñación puede ser mil veces más real que la propia realidad.
ResponderEliminarCualquiera de esos intentos por recordar lo que describes en tu texto, puede ser un sueño, una idea que quedó sin realizarse pero, lo que está claro es que hay un mundo que no podemos alcanzar y que sin embargo está ahí esperándonos para hacerlo REALIDAD.
Un abrazo
Aunque también hay sueños que se realizan plenamente siendo sueños nada más.
EliminarEs la primera vez, que he podido contemplar una serie de olas en el cielo.
ResponderEliminarEs muy buena esta fotografía.
Besos
Yo también, con el añadido de que tenía el mar a mis espaldas poniendo la banda sonora.
EliminarToda una belleza de imagen, amigo, con excelentes tonos
ResponderEliminarUn abrazo
Esos tonos anaranjados duraron apenas un minuto, después se fueron fundiendo a azules y grises.
EliminarRecuerdo, recuerdo el viento, el salitre,la y todo lo que tú has sido capaz de captar con tu cámara.
ResponderEliminarYa sabes, la fotografía es un recuerdo por anticipado.
EliminarOh, que maravilla, y el detalle del mar a tus espaldas que comentas en alguna de tus respuestas. La foto es preciosa por le valor testimonial que tiene de un fenómeno realmente curioso. Y tus palabras como siempre cargadas de una poesía que toca. En fin Xuan, una maravilla.
ResponderEliminarLas nubes son fuente inagotable para la imaginación, y a veces sus propuestas se nos imponen de una forma que no podemos ignorar. En este caso además, una serie fotográfica rondaba mi cabeza, y aun la ronda, dedicada a representar ell mar sin que el mar aparezca expresamente en la imagen, por lo que estas nubecillas oleiformes me produjeron una especial alegría.
EliminarSeres "sobredimensionados", incapaces de vivir con la levedad del que sabe que "solo existe esta humilde tarde" para dar cabida a cualquier inmortalidad.
ResponderEliminarCierto, qué carga insoportable ha de ser la vida para el héroe, y no digamos para el inmortal. Por eso no existen ni los unos ni los otros, todavía hay algo de misericordia en este mundo.
EliminarEl mar y el cielo unidos por ese sol que les tiñe.
ResponderEliminarBravo!!!!
Extraña simbiosis a tres bandas. Gracias, Enrique.
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