Están muy cerca. Si estiro un poco el cuello desde el balcón de mi casa puedo verlos. No siempre vienen. Todo depende, supongo, de variantes sumamente estrictas que por supuesto desconozco. Pero sé que tienen querencia por los últimos rayos de esos soles bajos que en las tardes de invierno caldean apenas las ramas de acero de su árbol eléctrico. El caso es que, cuando se cumplen ciertas condiciones, se dejan dibujar por la mano de un niño que los distribuye obsesivamente hasta rellenar todo el espacio disponible. Qué alta tensión la de esos cables cuando sus chillidos nerviosos se imponen al débil siseo del tendido. Entonces, como elementos inestables que son, empiezan a desprenderse negros electrones, uno, dos, cinco, hasta que el sistema alcanza un punto de desequilibrio tal que la desbandada se torna inevitable. Con toda mi fe puesta en el próximo minuto espero su regreso. Y acuden a renglón seguido, tras un par de circunloquios, para repetir su traviesa caligrafía. Observo, sin embargo, que van perdiendo integrantes, como si volvieran del frente y solo regresaran los más valientes, o los más cobardes, o los más tozudos o los que tuvieron más suerte. Así una vez y otra hasta que alzan un vuelo que solo sabré que era el último cuando empiece a sentir en el rostro la mano de la noche y de nuevo advierta el incesante trajín del ir y venir de los coches por la calle, cuyo sentido me resulta más insondable aún que el de los estorninos.
miércoles, 5 de febrero de 2020
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Has captado un precioso momento, parece que se te han colocado conscientes de que le harías la fotografía.
ResponderEliminarTe felicito.
Son muy ordenados, en los cables, en las ramas, en las torretas o en el aire. Pero siempre hay uno que toma la iniciativa e inaugura un orden nuevo. Ese es el momento que quise captar.
EliminarSiempre me han sorprendido cuando vuelan en perfecta formación, creando armoniosas figuras geométricas y sin chocar jamás unos contra otros. Me gusta imaginar que forma parte de un plan para hacernos cavilar sobre los extraños motivos de tal prodigio. Me gusta mucho cómo nos presentas la escena, con un fondo blanco sobre el que destacar el negro de los estorninos, así como el buen encuadre.
ResponderEliminarUn abrazo, Xuan.
El grafismo de la escena es muy potente, así que me decidí por el b/n aunque sin llegar a un contraste extremo porque no quería que se perdieran los matices del acero y de mis emplumados amigos.
EliminarLa foto es sorprendente, me encanta, a mi también me pasa como a Carlos me llaman la atención cuando vuelan en perfecta formación. Un abrazo.
ResponderEliminarEstamos acostumbrados a verlos en los cables, tal vez menos en este tipo de estructuras ya que suelen preferir árboles donde encuentran mejor cobijo. Pero esta torre era para ellos solamente una parada intermedia, una breve interrupción del vuelo, así que no se mostraron tan exigentes. Y además les sirve de solarium...
EliminarEs como si los estorninos supieran que ese "árbol eléctrico" necesitara embellecerse con la vida.
ResponderEliminarHe podido imaginar ese espectáculo que describes tan bien.
Besos
Ellos mismos son corriente alterna que va y viene animada por una tensión que no comprendemos del todo. ¿Sentirán alguna afinidad con esa otra corriente que corre por los tendidos desde los ríos atrapados entre los montes hasta el salón de nuestra casa?
EliminarParece ese momento hitchcockiano que a cada parpadeo, aumenta la cantidad de pájaros. Ellos son electrones, bombillas de plumas para que el fotógrafo cuente su instante único.
ResponderEliminarImposible también para mí no pensar en esa película mítica, más aún mientras los fotografiaba muy cerca de la torre. Aunque estoy seguro de para ellos yo carecía de interés, pobre pedestre.
Eliminar¡Qué foto más chula me encantay los estorninos también! parece que ahora últimamente también molestas en las ciudades. Lástima que en las ciudades nos moleste todo, claro que así nos va.
ResponderEliminarAbrazote utópico.-
Todos juntos y en especial cuando se forman grandes bandadas son un ejército de choque bastante respetable. Sus bombardeos suelen ser además muy certeros. Pero me parece un precio pequeño a cambio de la belleza de sus acrobacias, de sus giros helicoidales, de su simple presencia.
EliminarMagnifico ese instante que has captado. Buen trabajo, amigo
ResponderEliminarSupongo que lo que llamó mi atención fue su manera de ocupar los bucles de los cables desafiando nuestro sentido de la gravedad, no el suyo naturalmente. Y también cómo se apelotonan algunos en los extremos, poco dados al funambulismo.
EliminarSupongo que deben de ser estorninos que son los pájaros que suelen ir en grupos tan extensos y se apelotonan en todos los posaderos que se cruzan en su camino. Últimamente me he aficionado mucho a la ornitología y precisamente en parte es gracias a esta especia en concreto. Porque vivo en un último piso y desde el sofá veo en frente las bandadas que se posan en una antena de televisión pequeña donde es fácil ver grupos de 20 o 30 individuos poniendo en peligro, creo yo, hasta la estabilidad de la misma.
ResponderEliminarDesde casa los observo con los prismáticos y vistos de cerca son una especie realmente bonita. Con unos reflejos verdes y lilas preciosos. Me ha encantado tu foto.
Son estorninos, sí, y al ser tan gregarios uno tiende a considerarlos como colectivo antes que individualmente. Por eso es interesante coger lo prismáticos como tú haces y descubrir que en contra de la intuición son algo más que puntos negros en el espacio.
EliminarQué pena, cada vez son menos recuerdo aquellas bandadas haciendo filigranas en el cielo justo antes de posarse todos a la vez, pero hay que reconocer que a ellos les sigue gustando hacer filigranas hasta en las torretas y a ti plasmarlos para siempre.
ResponderEliminarEspero que se recuperen esas grandas bandadas, imagino que aun quedan en otros lugares. Es uno de esos regalos que nos hace la naturaleza seguramente sin merecerlo.
EliminarHermoso grafismo alado. Tensa reunión de vecinos en la que, como suele ser habitual, uno muestra su desacuerdo y se va "volando". Me encanta la cosa/imagen/texto/momento.
ResponderEliminarSí, la tensión de la asamblea era excesiva. Cuántas veces en situaciones similares uno ha querido largarse con viento fresco...para no volver.
EliminarMe pregunto cómo harán para no electrocutarse.
ResponderEliminarUna preciosidad de foto, José Manuel.
Abrazo.
Supongo que no creen en la electricidad, ni falta que les hace, jeje.
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