Fíjate en toda esa noche que se agolpa al final de la barra, allí donde rompen las olas y se apuran botellines de mahou y cocacolas.
Siente cómo se ajusta la noche a la pátina del aire: es la misma precisión con qué se acoda el cebo en el anzuelo.
Atiende al silbido del sedal contra la sombra, mira cómo lo alza el látigo del faro, cómo rueda la ruleta del carrete.
Escucha cómo profundiza la plomada a través de la corriente.
Advierte, pez, cómo llega la noche.
La foto aparte de medida al milímetro es una maravilla.
ResponderEliminarUn saludo
Es cierto que recuerda al cartabón de los tiempos escolares, y a aquellos ángulos agudos y obtusos que marcábamos con semicírculos sobre sus vértices. Aquí los grados vienen expresados en intensidades de luz, pero es más o menos lo mismo, un ejercicio escolar.
EliminarUn abrazo
Me gusta tirarlas cuando aparecen esas luces, me imagino que es manía persecutoria.
ResponderEliminarSaludos
Es la hora mágica en que podemos fotografiar la noche antes de se de cuenta de que la estamos fotografiando. Es la noche robada.
EliminarUn saludo
¿Cómo no picar el anzuelo? Dan ganas de ser pez para hacerlo.
ResponderEliminarLa foto es maravillosa. Del conjunto, ya sabes qué pienso: como siempre, perfecto.
Besos
Supongo que en esta escena la luz del faro es como esa luminiscencia que llevan colgada sobre si algunos peces abisales: confieso que yo mordí el anzuelo repetidamente.
EliminarBesos
Una de las cosas que echo de menos son mis viajes de madrugada a ver el mar, sentir la brisa y pescar alguna foto si es posible.
ResponderEliminarY yo mis excursiones de mañana a ver el monte, su frío, su luz recién lavada, esas cosas. Se impone una corriente migratoria interior en cuanto sea posible.
EliminarDe noche es mas fácil picar el anzuelo. Yo ya lo he picado, y me pasaría horas y horas contemplándola a través de este prodigio de fotografía.
ResponderEliminarUn abrazo, Xuan.
Pero este momento de la noche, cuando la noche se despierta por así decirlo, es efímero. Una vez que hemos picado la noche nos engulle sin contemplaciones.
EliminarUn abrazo
Herligt bilde!
ResponderEliminarVielen Dank!!
EliminarSigo atrapado en esa fotografía.
ResponderEliminarSomos como mariposas nocturnas sin miedo a quemarnos.
EliminarLa línea que recorre y cruza casi de lado a lado la fotografía hace que nos sintamos seguros, que notemos la tierra bajo nuestros pies pero, es al recorrerla y llegar a su fin cuando bajo la leve luz del faro, nos sentimos seguros del todo mirando tanta inmensidad. Una maravilla XuanRata.
ResponderEliminarUn abrazo
La luz del faro es sinónimo de puerto, o si no, de advertencia de peligro, de seguridad al fin y al cabo (y nunca mejor dicho). Los faros son como las migas en el camino de pulgarcito: debemos mimar su luz y protegerla de los malos pájaros avariciosos.
EliminarEs fácil imaginarlo a través de tu fotografía.
ResponderEliminarPalabras e imagen en un perfecto tandem.
Besos.
Esta vez las palabras tratan de mostrar lo que no se ve pero está, mi experiencia de ese instante destilada desde la espera.
EliminarBesos
Qué maravilla de foto.
ResponderEliminarBuena metáfora visual de lo que están siendo estos días: por más oscura que sea la noche, siempre queda luz.
Besos luminosos
Una luz en torno a la que reunirse, aunque sea manteniendo cierta distancia: la luz, como el fuego, une.
EliminarMuy bella imagen, amigo... Me gusta mucho su composicion
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Ildefonso. Composición rigurosa pero abierta.
EliminarAdvierte, pez, cómo llega la noche. Que magnífica manera de cerrar este texto tan inspirador. En este caso me gusta el texto casi más que la foto. Aunque el ambiente, la luz mortecina de la foto es excelente.
ResponderEliminarPara el pez que muerde el anzuelo llega la noche más larga, como decía Aute, al alba.
EliminarUn abrazo
Imagen y palabras van a una. ¡Me encanta esta entrada, Xuan!
ResponderEliminarUn abrazo y cuídate
Gracias, Jordi. Me alegra que percibas un mismo espíritu en ellas. Realmente esta vez pretendían complementarse.
EliminarGeometría iluminada.
ResponderEliminarLlega la paz.
Salud.
Aquí la geometría está al servicio del espacio negativo de la foto, es decir, sirve para abrir antes que para cerrar. Tal vez por eso es una geometría que transmite tranquilidad, aire, pese a la noche.
EliminarExcelente texto, gran imagen y comnposicion, muy bien compuesta, cuidate, un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Jesús, es una imagen muy simple, tan solo el atrevimiento de dejar más espacio vacío del que suele ser habitual en busca de una mayor expresividad.
EliminarDivina esta imagen, siento la noche en mi iris.
ResponderEliminarUn beso.
Entonces es el momento de cerrar los ojos y apurar el cebo hasta el final.
EliminarMe encanta la foto y la certeza de que todo lo que cuentas en el texto ocurre en ese lugar.
ResponderEliminarAsí es, todo estaba allí y mucho más que no cabe en la foto y mi imaginación no alcanza.
EliminarUna imagen muy hermosa, y del texto solo tengo que decir que me encanta. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Ana. Me alegra tenerte por aquí de nuevo.
Eliminar"Advierte, pez, cómo llega la noche". A mi parco entender, un leve y hermosísimo relato. La cifra resultante de sumar dos noches: una que se mece entre rumores de sal a la espera del mismo amanecer; la otra la noche que propone el anzuelo, esa noche que da cabida a un mar sin olas y sin noche.
ResponderEliminarComo se te ocurra dejar por un tiempo este blog, querido Xuan, estoy dos o tres días seriamente enojado contigo (luego, sin duda, volveré a tener ganas de conocerte y darte un abrazo...).
Como siempre, Josep, distingues el cebo del anzuelo, lo que sin embargo no te impide morderlo.
EliminarAinsss como se echan de menos esas Mahous con los amigos y las amigas, bueno pronto llegará pero...
ResponderEliminarLa composición de la foto me parece espectacular, me encanta.
Abrazote utópico.-
Gracias, Irma. Esas cervezas en el extremo del espigón saben de otra manera.
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