En un mismo parpadeo se disipan las brumas del sueño y de la aurora. He debido de quedarme dormido unos segundos pero la vieja avioneta planea sustentada sobre columnas invisibles y parece conocer el rumbo mejor que yo mismo. Entre las nubes se insinúa por fin el contorno recortado de la isla. A seis mil pies ya comienzo a distinguir la fina hilatura de los ríos. Bífidas lenguas de mar se adentran en las gargantas de sus acantilados. A medida que desciendo reconozco las columnas de ganado en busca de la frescura de los pastos, la geometría familiar de los primeros tejados. Juraría que el aroma amable del café asciende ya hasta el interior de la cabina. Llega el momento de tocar tierra, de sentir toda la contundencia del mundo que me espera concentrada en esa firme sacudida que ya debería haberse producido y, sin embargo, no llega, y en ese intervalo que se alarga más allá de la exigua longitud del descampado, tengo tiempo para distinguir entre el plumón de los vilanos, el troquel palmeado de la hoja y sus arterias, las hacendosas hormigas, el brillo de una esquirla de metal y de nuevo el aroma penetrante del café certificando que con total seguridad he tomado tierra.
domingo, 24 de mayo de 2020
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Buena imagen Xuan. Te has merecido ese café
ResponderEliminarGracias, Joaquín. El viaje ha sido un poco accidentado, un buen café será reconfortante.
EliminarQue bonito vuelo, una pena que haya que bajarse ya.La foto chulisima, realmente me hiciste ver una isla con todo su contenido.
ResponderEliminarLas islas, si son exóticas mejor, forman parte de nuestro imaginario. Dos o tres referencias bastan para reconstruirlas en nuestra imaginación, que es la verdadera geografía de las islas.
EliminarUn viaje apasionante desde las alturas hasta tierra firme. O quizás todavía no has despertado y el viaje continúa. Puede que la foto solo sea un sueño.
ResponderEliminarUn abrazo, Xuan.
Me quedo con esa idea de que el viaje continúa: esa foto puede ser el mapa de un territorio inexplorado. Mapa, isla, tesoro.
EliminarTodo está entre las nubes y claros y cuando tomas tierra en tu interior, te das cuanta que todo es distinto a como se veía desde fuera.
ResponderEliminarUna foto interesante.
Para mí, después de tanto tiempo de obligada vida interior, ese tomar tierra ha sido una forma de tomar aire.
EliminarQuizá hemos estado así dos meses. Ahora toca oler el café recién hecho.
ResponderEliminarNube y claros. Tímidamente vuelven a funcionar las cafeteras, a oírse el tintinear de las cucharillas, el rumor de las conversaciones en torno a las tazas. Hay todavía la sensación de estar cometiendo alguna falta, pero también de estar apostando por estas cosas sencillas.
EliminarEsa hoja es como una aparición que de repente despertara y quisiera mostrarnos su encierro.
ResponderEliminarUn abrazo
Es una hoja que se despereza, justo en ese momento en que la belleza despierta. Un abrazo
EliminarMe gusta la forma en que te acercas a esa realidad que espera tras la bruma. Y he podido oler ese aroma a café recién hecho.
ResponderEliminarUn beso!
Ese acercamiento es un descenso controlado, pero el control es otra ficción, una más.
EliminarPrecioso el texto y muy buena la foto. Un saludo.
ResponderEliminarGracias, Ana. Es una foto fruto de las franjas horarias que van quedando atrás.
EliminarUn trabajo precioso, amigo... Genial... Disfruta del cafe
ResponderEliminarGracias, amigo, pide otro también y sigamos compartiendo.
EliminarMuy bueno me gustó tu blog te sigo.
ResponderEliminarBesos al alma.
Bienvenida, Paula.
EliminarBesos
Con gran precisión los sueños pierden altura; las levísimas maniobras nos acercan a un aeropuerto en el que esperan las hormigas; tarde o temprano tomaremos tierra -eso lo sabemos nosotros, pero lo ignoran las hormigas-.
ResponderEliminarAsí es, Josep. La tierra nos espera, y sin apenas darnos cuenta pronto estaremos habitando esa isla infinita.
EliminarPuro realismo mágico amigo. Como Cortázar.
ResponderEliminarSin un poco de magia el realismo estaría incompleto.
EliminarSuper unique photo, I am in love. :)))) I have never seen such photo, bravo for you. :)))
ResponderEliminarThanks a lot!!
EliminarMuy buena la foto, no la había visto y, casualmente, esta mañana he estado haciendo alguna foto similar en una pequeña mini escapada que he realizado a la montaña. Porque por aquí amenazaba con fuertes tormentas y cuando ha empezado a tronar en serio me he vuelto. Desde hace ya un par de semanas que he vuelto a mis paseos por el bosque y la verdad es que lo estoy disfrutando como nunca. Un abrazo.
ResponderEliminarEstoy deseando ver esas fotos. Tal vez no quede bien decirlo, pero durante el confinamiento para algunos de nosotros la separación de la naturaleza probablemente ha sido la parte más dura del aislamiento.
EliminarUn abrazo
Para mi sin duda ha sido así, lo de no ir al bosque me ha matado, yo lo necesito, es una necesidad profunda además, no es hablar por hablar, creo que una vez descubierto el poder curativo del bosque o la naturaleza en general es difícil de renunciar al mismo. Estos días leo un libro precisoso que se llama "Los árboles te enseñarán a ver el bosque" de Joaquín Araújo.
EliminarComparto totalmente esa necesidad, Jose Antonio. Y tomo nota de ese libro, gracias. Joaquín Araujo es un gran tipo
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