miércoles, 25 de noviembre de 2020

Frutos del aire



        Como una baba fría, así se nos va pegando a la piel el fermento de la niebla en este crudo amanecer, mientras alzamos el rostro en busca de algún atisbo de azul. Con cadencia casi militar los preparativos se suceden: extender la tela, tensar los cables, comprobar los mosquetones, encender el quemador. Con las primeras llamaradas un perro ladra dos veces y calla, olfateante. Nosotros, primerizos, damos vueltas en torno al artilugio sin encontrar la distancia adecuada entre el anhelo y la prudencia. 

        A un gesto del piloto nos apretujamos en el interior de la cesta. Soltamos amarras. Un mundo plano de piscinas y tejados rojos se despliega. El perro ladra de nuevo, como un recuerdo que se desvanece. La niebla nos pone entonces un pañuelo de seda delante de los ojos y antes de que podamos llevarnos las manos a la cara, lo vuelve a retirar: emergemos empapados de luz y de horizontes. Abajo queda el biombo del ilusionista. Arriba, esta burbuja de quietud en la que comprimimos el aliento. Como si ese manto de nubes fuera un humus germinal, todo parece estar naciendo en este instante de sierras y valles que se abren en todas direcciones. Aferrados al tallo de las habichuelas mágicas, somos parte del sueño de un gigante dormido. 

        Entre tantos rumbos posibles, pregunto cómo podemos dirigir el artefacto hacia algún destino en particular. No podemos, contesta el piloto, mientras comprueba la presión del propano en las botellas. Solo subir o bajar en busca de alguna corriente, aclara. Por eso uno sabe de dónde despega pero nunca dónde aterrizará. Lo que no parece preocuparle en absoluto. Mientras podamos mantener la diferencia térmica, continúa, seguiremos volando. Después trataremos de encontrar un claro que nos acoja. No hacemos más preguntas. Se abren las primeras grietas en la superficie del frío. El gigante se despereza. A nuestros pies buscamos algún atisbo de verde o de ocre. Un perro vuelve a ladrar, al otro lado de las nubes.

18 comentarios:

  1. Una experiencia pendiente, que jamás cumpliré, es la de viajar en globo. Sé que no está hecha para mí, pero en sueños cómo he visto las nubes debajo.
    Qué impresionante fotografía.

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    1. Una experiencia que te sorprendería, Pedro: en ningún momento tienes sensación de vértigo ni de vacío, es todo tan lento y plácido que parece irreal. Y si la casualidad te regala una niebla matinal, entonces son las nubes las que te sustentan.

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  2. Sueño muchas veces que vuelo. Fotografía preciosa acompañada de un texto lleno de sugerencias.

    Abrazos.

    eloy

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    1. Yo hacía años que no tenía ese sueño. Tal vez por eso precisamente me animé a realizarlo.

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  3. Se me presentó una vez la ocasión, de hacer un paseo en globo. Al final no lo hce por miedo de sentir vértigo. No me he arrepentido, porque de sólo el pensarlo, ya comienzo a sentir el vértigo.

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    1. Dices bien en llamarlo paseo porque más que vuelo la sensación es de sustentación, como si uno estuviera colgado de un árbol de ramas invisibles. Pero si tienes vértigo entiendo que no prefieras conformarte con verlos desde tierra, que también es hermoso.

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  4. Un viaje sin destino a merced del azar. Una vez más, el placer está en el propio viaje.
    Como ya te he dicho, es una alegría verte de nuevo por aquí.

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    1. El azar siempre debe formar parte del viaje, pero en este caso casi todo fue azar y el viaje quedó reducido a un par de kilómetros en cuanto a distancia física se refiere, y sin embargo, tuvimos la sensación de haber hecho un recorrido que no se mide en la escala habitual.

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  5. Que fantástica experiencia flotar en el cielo.
    ¿Será peña Mea el perfil del fondo?
    Salud.

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    1. No estoy completamente seguro, pero creo que son las primeras estribaciones del Cuera.

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  6. "Aferrados al tallo de las habichuelas mágicas, somos parte del sueño de un gigante dormido". Hay metida en unas pocas palabras anda la vida, esa hermosa y desconcertante forma de ignorar. El ladrido de ese perro nos recuerda la absoluta levedad de todo, el "sabio" piloto nos informa de todo lo restante que es necesario no olvidar: "...uno sabe dónde despega, pero nunca dónde aterrizará".
    Por lo demás, querido Xuan, ni se te ocurra volver a dejar una zanja de seis meses entre lo que dices y muestras y nosotros. Eso no se hace a gente que te aprecia y que agradece, desde hace ya mucho tiempo, tus propuestas. Por esta vez nada de rencores.
    Un abrazo enorme y dado que últimamente me puedo gestionar yo el tiempo -me he "prejubilado" hace un par de meses-, un firme propósito: vernos este 2021.

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    1. Qué buenísima noticia, Josep, la de esa prejubilación. Ya te estoy viendo despegar, y espero que uno de tus primeros aterrizajes sea por esta tierra. Vamos a ver si entre todos somos capaces de ponerlo todo en orden lo antes posible. Otro abrazo fuerte para tí.

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  7. Me quedo con la duda de saber si la foto es un trampantojo, es decir, si realmente será una foto tirada desde un globo. Porque con lo que veo no necesariamente tendria que serlo y eso le da bajo mi punto de vista un interés extra. Podría haber obtenido fotos similares en algunas cimas que he subido por aquí con refugios y construcciones que desafían los abismos.

    Supongo que si que será un globo. En todo caso la nota exquisita y sutil de la foto la pone las líneas surrealistas que tienen casi un aire a partituras. Que alegría tenerte de nuevo por aquí. Yo también echaba de menos este rincón de calma. Un abrazo.

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    1. Qué buen ejercicio el de esa duda, especialmente cuando hablamos de fotografía, aquí hay que ser cartesiano antes que nada, porque precisamente su promesa de veracidad es la oportunidad perfecta para colárnosla. Y esto me da algunas ideas (malvadas) para el futuro...Pero esta vez sí, fue tomada desde esa estructura sutil que es un globo. Y no me fue fácil elegir una imagen que transmitiera ese momento sin caer en las escenas más evidentes. Tengo fotos más aéreas desde luego, otras en las que se ve parte de la tela del globo o de la cesta o la coronilla de mi hijo con la inmensidad abajo...Pero me decidí por la máxima simplicidad y sugerencia de esta imagen, tomada en ese momento intermedio en que atravesamos la niebla que fue el verdadero despegue, y con la vertical de los cables del globo como un trazo que indica la dirección de nuestro desplazamiento a través de los estratos y de las corrientes de aire. Tal vez en otra ocasión publique alguna otra foto de ese día, pero esta vez tocaba este pequeño renacer.

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  8. "Ahí metida..." quise escribir. ¿Qué le habré hecho yo al corrector y a su cómplice, el teclado, para que me trate así?
    Abrazo

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    1. Se entendió perfectamente, aunque también es verdad con el "hay" resultaba más enigmática la frase.

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  9. "emergemos empapados de luz y de horizontes", debió de ser impresionante ese momento que describes, al superar la zona de niebla. Me cuesta imaginar las sensaciones que sentiría al estar suspendida en el cielo en un globo, pero tu texto me deja bien claro las que te produjo a ti. Un estar suspendido en el cielo en manos de las corrientes y con un destino imposible de saber cuando te subes. Debió de ser realmente una experiencia inolvidable.

    Un beso!

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    1. Inesperada en su sosiego, especialmente cuando desapareció la urgencia de tomar fotos.

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