No es
la primera vez que siento el espacio como una red de hilos que tejen las
miradas. Igual que las autopistas del cielo o las derrotas de la navegación, así
las pupilas trazan con imágenes su curso y como las estelas de los barcos y los
reactores, desaparecen también en el magma del tiempo. En ocasiones, de ese
manojo tenso como tela de araña, obtenemos de una mano desconocida la gracia de
una fotografía atada a nuestro índice, y la vemos alzarse y flotar, unida a
nosotros e inalcanzable.
Sí señor, muy bien explicado.
ResponderEliminarLa foto lo explica más claramente. El texto solo hace aproximaciones.
EliminarLa sensación que me ha producido la fotografía: únicamente esa niña que vuelve la mirada y los globos parecen dotados de vida, el resto de los personajes parecen robots, autómatas sin alma
ResponderEliminarSon precisamente las miradas de los personajes de los globos los que nos tienden hilos que solo otros ojos pueden recoger.
EliminarMucho color hay que imaginar en esa fotografía. A mí la mirada se me va al rostro de la niña que se gira.
ResponderEliminarGirar la cabeza sin soltar las manos. Es esa voluntad de retener algo de lo que el mundo nos ofrece y nos niega. Ese no rendirse del todo todavía.
EliminarA mi también la mirada se me va al rostro de la niña, la verdad que es una foto que necesita mucho color, pero a la vez creo que distraería el mensaje. Un abrazo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, Ana. Además creo que el color en esta foto es una información tan obvia que resulta innecesaria.
EliminarMe parece magnífica la foto, muy fresca, las miradas de la niña, y concretamente del globo de Dora la Exploradora, forman un juego muy interesante. Que ganas de que vuelvan épocas de poder salir sin problemas, de fiesta mayores, de volver a salir con la colla de gigantes. En fin, lo que esperamos todos. Un abrazo.
ResponderEliminarTengo otra foto en la que únicamente aparece la vendedora de globos mirando directamente a cámara. Lo ideal sería que ambas momentos, ese y el que he publicado, estuvieran en la misma toma. Esa sería la imagen que captaría un buen fotógrafo callejero. En la fotografía urbana es más importante incluir que excluir, siempre que se haga con acierto, claro. Pensé en publicar ambas fotos pero me pareció que sería tanto como reconocer ese pequeño fracaso. Supongo que por eso tampoco publiqué esta foto en su momento. Pero hoy me gusta más que entonces. Tal vez con los años me he vuelto un poco más indulgente.
EliminarUn abrazo.
Al carecer de color nos transporta a otras épocas, a otras niñeces. El b/n la convierte en atemporal.
ResponderEliminarSí que tiene un aire retro la imagen: el blanco y negro un tanto envejecido y la niñez como tema que sucede en una especie de pasado continuo.
EliminarA mí me habla de un mundo de ilusión y color que solo lo recoge la pequeña. El resto camina ajeno a ese mundo mágico y colorido.
ResponderEliminarLa pequeña camina o más bien es llevada casi en volanda, pero ella, se vuelve y se percata de ese mundo de ilusión y magia.
Un beso.
Cierto, hay un código en ese manojo de globos que solo ella es capaz de descifrar. Y tal vez solo ella ve realmente los colores, como si se tratara de una trampa hecha a la medida de su presa. El resto somos insectos daltónicos.
EliminarY la mirada ilusionada de esa niña
ResponderEliminarDe esa misma mirada tiene que beber el fotógrafo.
EliminarArañas asombradas, incansables, tejiendo sin cesar nuestras telas infinitas. Vano y hermoso propósito el de atrapar en ellas la mosca instante. Como siempre, querido Xuan, abres ventanas para que pongamos paisajes. De agradecer.
ResponderEliminarGracias a ti, Josep, con tus palabras casi sobran las imágenes.
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