
miércoles, 29 de octubre de 2008
Autorretrato tramposo

domingo, 26 de octubre de 2008
Entraña de otoño
jueves, 23 de octubre de 2008
De la parábola a la parabólica
lunes, 20 de octubre de 2008
Complicado y antiguo

- Qué me sirvan con el café una sonrisa que no he pedido.
- Ser capaz de indicarle una dirección a un desconocido que me pregunta por la calle.
- Pasarme de estación o de parada por culpa de un buen libro (una sola estación o parada, dos a lo sumo; tampoco hay que pasarse de felices).
- Encontrarme a la salida del cine con las calles de una ciudad y no con los pasillos de un centro comercial.
- Culminar con éxito cualquier reparación casera (por insignificante que ésta pueda parecer; a mí ninguna me lo parece)
- Fotografiar cosas complicadas y antiguas, como un helecho.
Si a alguno le apetece, puede continuar el ejercicio.
viernes, 17 de octubre de 2008
La montaña mágica
martes, 14 de octubre de 2008
Portada y contraportada


viernes, 10 de octubre de 2008
Escalas y pentagramas

martes, 7 de octubre de 2008
Octubre
Llega un día en que la lluvia te sorprende con zapatos de verano. Tú evitas los charcos, procuras prestar toda la atención y no pisar allí donde las luces de los coches y los edificios se reflejan. Pero no sabes, o no recuerdas, que la suela de tus zapatos está surcada por una costura que recorre su contorno. A través de las mínimas puntadas de esa costura la humedad va penetrando en el interior desde el asfalto y las aceras. Traspasada la piel de nylon del calcetín, tus pies no tardan en convertirse en esponjas y los dedos, como si ya no fueran del todo tuyos, se retuercen, se separan y se encogen con una vida propia, recién descubierta. La humedad ya es una marea que trepa la piel clara de tus mocasines en forma de mancha que empieza en la puntera y va invadiendo el empeine cuando tú no miras. Aunque sabes que nadie te ve, porque van demasiado ocupados tratando de convencer a sus paraguas para que se abran o se cierren según la coyuntura, no te atreves a sacarte los zapatos. Observas preocupado cómo el fondo de los pantalones se oscurece, cómo adquiere la misma densidad de las nubes que acuden desde el oeste y se acomodan sobre el tétrix del horizonte. Pronto sientes una mano líquida que no se conforma con tomarle la medida a los tobillos. Piensas entonces que, a pesar de la que está cayendo, lo único que ocurre hoy es que está lloviendo al revés. Y con ese pensamiento cierras, por inútil, el paraguas, y con ambas manos liberadas abres la cremallera de la bolsa y extraes la cámara.
(Nota técnica: La foto no es un HDR, aunque para el caso...)
sábado, 4 de octubre de 2008
Cuestión de coordinación

miércoles, 1 de octubre de 2008
Retrofoto

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