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Monte Saperu, Tarna - Asturias
Un hombre atraviesa la espesura
siguiendo los pasos invisibles de otros hombres. Su silueta lo delata: el
perfil del mango sobre el hombro y el destello en el filo cuando logra
alcanzarlo un haz de luz entre las hojas de las hayas. De vez en cuando se detiene
y observa: algo le dice que ha de ser precisamente ahí y no un poco más allá ni
un poco antes. Realiza entonces su labor: un corte apropiado, entresaca
paciente y minuciosa que apenas deja marca. Necesita, eso sí, varios golpes de
tanteo, algunas muescas antes de asestar el que hará caer otra lámina del monte.
Con esas secciones podrá más tarde reproducir el calor, el cobijo, la belleza,
casi cualquier cosa, a excepción del propio bosque. Es por esto que vuelve cada
estación a recorrer el monte inabarcable: no por lo que obtiene de él ni por lo
que se le resiste, sino tan solo para hacerse un lugar en su interior y ocupar
también él su porción dentro del bosque.
el texto al igual que el de la entrada anterior es de diez pero es que esta vez las fotos son de once. vas disparado al pulitzer. ¿donde hay que votar?
ResponderEliminarun abrazo y buen finde
Me parece un final precioso.
EliminarLa forma en que nos presentas estas imágenes convierten al escenario en un auténtico bosque encantado, sin duda superando la realidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Encantadoras láminas del bosque, todo ese verde maravillosamente reproducido!!
ResponderEliminarUn abrazo
nice photos
ResponderEliminarTake a look: http://images-n.blogspot.com.
¡Me perdería sin dudarlo en ese fantástico lugar! Bella entrada. SAludos.
ResponderEliminarMejor les pintaría a los bosques si todos acudiésemos a ellos con la actitud que propones y no con la rapiña de que habitualmente hacemos gala. Un abrazo y gracias por estas magníficas fotografías.
ResponderEliminarUn trabajo impecable. Tanto fotográfico como literario. Los lugares son de ensueño. Un saludo.
ResponderEliminarY si nos dejarámos dormir sobre la hojarasca y los helechos, en poco tiempo seríamos troncos, ramas, raíces...
ResponderEliminarBesos, Xuan
¡Qué frescor he sentido!
ResponderEliminarQue grandes estas fotos. Me gustan mucho sobre todo el detalle de la foto de las hojas. Un saludo.
ResponderEliminarMagnífica introspección por la simpleza de ser parte más que de ser...
ResponderEliminarMaravillosas imágenes. Captadas desde un clic del sentido mismo de cada uno de los sentidos.
Beso.
Uf!!! no nos tienes acostumbrados a este colorido exuberante, tal vez en exceso cargado, pero no deja por ello (y ese movimiento refuerza la sensación) de transmitir la magia de aquellos parajes.
ResponderEliminarUn abrazo Xuan
A veces los colores son tan intensos (especialmente en el interior del hayedo) que es preciso desaturar un poco para que no parezcan irreales. Yo esta vez he preferido dejarlos tal cual.
EliminarUn bosque interiorizado filtrado por la luz intemporal a través del verdor exuberante, lujurioso, del vegetal ancestro. Un compañero del instituto solía decir a los alumnos díscolos: "Búscate un bosque y te pierdes". ¿Era consciente de la magnanimidad de su mandato? Uno querría perderse en el tuyo.
ResponderEliminarEse universo en verde es mi universo, ese olor que se intuye en tus fotografías es el olor que más amo, ese sonido del arroyo entre las piedras es mi música, ese ritmo que te pide el bosque es con el que quisiera medir mi vida entera. Lo llevo adentro desde niño, y por fortuna aún puedo volver unos días cada verano, también con la cámara atenta.
ResponderEliminar"Un hombre atraviesa la espesura"
ResponderEliminarSiempre he pensado que ese debía ser el inicio de toda narración.
Qué suerte tener esos bosques cerca, me encantan esos verdes.
ResponderEliminarBuen fin de semana.
maravillosa serie, me gusta en especial la de los terneros; en realidad me gustan todas, estas en racha buena.
ResponderEliminarun abrazo Miguel
Trés bien les vaches.
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