Palacio de los Papas de Aviñón - Exposición de Stefan Szczesny
El Palacio de las Papas de Aviñón es un gran recipiente vacío que la imaginación intenta rellenar sin conseguirlo. Casi desde el amanecer los turistas fluyen por sus huecas estancias tratando de encontrar algo sólido a lo que agarrarse, del mismo modo que fluye la información de los paneles y audioguías a través de sus cabezas. Pero por mucho que se esfuercen solo entenderán del pasado aquello que tiene de presente.
No tardan, eso sí, en reconocerse unos a otros, en adquirir esa transitoria vecindad de los visitantes de museos. Y a medida que el cansancio les hace perder la cabeza y encontrarse el cuerpo, el Palacio vuelve a ser un lugar habitado donde la gente habla de sus cosas, siente hambre, juega, pierde el tiempo.
Al final, la consabida tienda de recuerdos trata de aprovechar la guardia baja y todos se apresuran a adquirir esos falsos presentes del pasado, salvoconductos que devolverán su condición a los turistas y les harán olvidar que por unas horas fueron ellos los auténticos fantasmas del castillo.
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¡Qué juego más sugerente entre el comentario y la imagen que nos dejas! No hay ninguna relación entre esas reflexiones pausadas y el escenario que presentas con varios cuadros que me recuerdan a Picasso y esos jóvenes tumbados en el banco. ¡Qué gozada de contraste! La escultura en primer plano roja, verde y negra; el segundo plano velado con algunos de los protagonistas en esa pose de relajación y en tercer plano los cuatro cuadros que se pueden ver con colores en armonía con el conjunto. Parece sencilla, pero da la impresión de tener una cuidadosa o intuitiva elaboración. La composición, esmerada. Has sacado una imagen interesante probablemente de la nada. Esa es la fotografía que mola. Saludos.
ResponderEliminarGreat perspective.
ResponderEliminarLove it.
los turistas erráticos hacen lo mejor que pueden hacer ante semejante espanto. Cerrar los ojos y desconectar. Me parece alucinante que alguien pueda pergeñar semejante fealdad pero mas me rompe los nervios que las autoridades cedan o alquilen espacios para estos "artistas" que lo único que saben hacer bien es "venderse a sí mismos", una vez embobada la cúpula dirigente por la labia del autor todos aplauden y dan el "sí quiero" con el entusiasmo del primer beso de amor verdadero. Cualquier niño de cuatro años hace cuadros mejores. Mi hija sin ir mas lejos a esa edad clavaba los dibujos de Disney.
ResponderEliminarHa salido a su padre. Estudia Bellas Artes.
un abrazo
Pues no me atrae visitarlo.
ResponderEliminarUna original y peculiar composicion, muy bien acompañada como de costumbre con tus textos siempre acertados, saludos.
ResponderEliminarTal vez lo que sucede es que el espíritu de los papas se manifiesta en tanto en cuanto dicho espíritu también estaba vacío.
ResponderEliminarLo mismo que pasa hoy en día con aquellos que han detentado el Poder de una manera tan cruel, tan hueca y tan fría.
El día que se mueran, los fantasmas pintarrajeados pisarán sus tumbas y escupirán sobre ellas.
Ja,ja,ja muy buena
ResponderEliminarLa escena, el contraste y el color auténticos protagonistas, la foto por si sola ya tiene substancia, el título me hace sonreir. La razón de que los jovenes estén ahí tumbados podrían ser, que han quedado impresionados por la obra de Stefan Szczesny, que no aprecian nada (cosa que les pasa a bastantes), o que simplemente están agotados, lo más probable.
ResponderEliminarUn apunte, Ramón: no son dos jóvenes, sino una madre y su hijo que se dedicaban a hacerse fotos en las poses más inverosímiles, y no sabría decir si era un puro juego o algo estudiado.
Eliminarme encanta visitar museos de arte. la mayoría de las veces lo que más me gusta fotografiar allí es a los visitantes y su "relación" con las obras. eso y las ventanas... y las cafeterías!
ResponderEliminarTu ojo siempre atento, tu pluma aguda. Un abrazo
ResponderEliminarY luego dicen que la cultura no cansa, que el saber no ocupa lugar, jajajajaja.
ResponderEliminarRealmente espectacular, el color, no podía faltar.
(Aplausos)
Todavía me estoy riendo por la foto. Qué buena, qué graciosa y qué reflexiva. Enhorabuena por saber verla.
ResponderEliminarCuriosa fotografia que no por eso deja de ser indiferente
ResponderEliminarQue cansado es ver Arte,pero ese propio cansancio se trasforma en Arte....buena foto😊.Jesus B.
ResponderEliminarGenial. Tanto en la captura fotográfica, como en el texto.
ResponderEliminarEnhorabuena, XuanRata.
Un abrazo.
Los museos amansan las fieras, provocando entre sus visitantes esos intercambios de leves sonrisas a medio camino del cansancio y la complicidad. Como siempre, has sabido cazar la gran derrota que nos suelen infligir, ese puñetazo casi siempre excesivo en nuestras desconcertadas narices.
ResponderEliminarPedazo de fotógrafo que eres.
ResponderEliminarSiempre.
En cuanto a fantasmas, al que intuyo es al de Matisse.
Besos besos
fantástica, un abrazo
ResponderEliminarPues a mi me gusta, ese juego de colores y figuras colgando de la piedra fría, desnuda y por descontado ese momento que has capturado. No entro a valorar si se puede llamar arte a lo que se representa, ahora todo vale y si te dicen que es una exaltación del cuerpo femenino en el lugar donde antes se exaltaba el alma pues vas tu y dices amen.
ResponderEliminarEs fusión real -conceptual está bien buscada.
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