De todas las extrañas construcciones que el viajero fue descubriendo a lo largo y ancho del país, la que le dejó más perplejo fue una curiosa plataforma pensada y diseñada para practicar el ejercicio de mirar. No es que desde allí se alcanzara a ver algo diferente de lo que pudiera observarse desde cualquier otro punto de la abrupta costa. Sencillamente la gente llegaba a aquella especie de altar, a veces desde muy lejos, se detenía y miraba. Algunos, los más hábiles o los más avezados, en ocasiones llegaban a ver algo. Pero la mayoría agotaba sus fuerzas sin haber encontrado tan siquiera un punto de vista propio. Por respeto, por temor o por discreción nadie hablaba de lo que veía o dejaba de ver. Eso sí, antes de irse por donde habían venido era usual hacerse una fotografía de grupo. Fuera de los miradores estaba mal visto el acto de mirar y eran pocos los que se aventuraban a hacerlo. Tan solo se toleraba este hábito entre los extranjeros, más que nada como un gesto de hospitalidad, y siempre que la mirada no se fijara más tiempo del necesario pues eso les ponía bastante nerviosos.
viernes, 5 de febrero de 2016
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antes había una mirada interior, que nos ayudaba a conocernos, y una mirada externa, que nos enriquecía ayudándonos a ver al otro. Se ha sumado esta tercera mirada, la virtual, que no sabemos todavía muy bien para que sirve pero de la que soy, debo confesarlo, completamente adicta...
ResponderEliminarNo está mal pensado el oficio de mirar. Porque sí, porque lo necesito.
ResponderEliminarA mi me gusta mirar desde la ventanilla de los trenes. El universo y yo nos convertimos en uno.
El viaje se me antoja demasiado corto, Xuan.
Dulce placer el de disfrutar y ver con tu mirada.
Texto y foto desprenden un misterio total, son ambos asépticos, pulcros, poco concretos, nos dejan pensando en lo que nos dicen o enseñan. Mantienes un nivel elevadísimo en las entradas de tu blog.
ResponderEliminarParece que mirar tiene que hacerse sólo en los miradores y no donde uno quiera. ¡Qué curioso!
ResponderEliminarBuena foto
Tan acostumbrados estamos que la dirección de escena, que no caemos en la cuenta de cómo hasta donde y cuando mirar queda restringido a los lugares elegidos por una mano negra que siempre se nos adelanta. Una fotografía excelente en su ejecución y en la reflexión a la que lleva. Un abrazo Xuan
ResponderEliminarPensarás que soy cuando menos pelín raro por pensar lo que pienso pero pensando brevemente he llegado a la conclusión que en este mundo raro (¡que bonita canción!) todo está demasiado pensado para nosotros...por otros, no sabemos bien con que finalidad pero esto de "tener que hacer" las mismas cosas que los demás, al mismo tiempo que los demás, en los mismos sitios que los demás...digamos que simplemente no me entra en la cabeza ni con calzador, a mi lo que me gusta es la diferencia, la originalidad y por esas razones detesto el igualitarismo y la masa borreguil donde los poderosos pretender diluir nuestra individualidad. Me rebelo contra esta idea siniestra. Por cierto, ¿quien decide donde y por qué poner un mirador? ¿hay una especie de comité de expertos en miradas? ¿que fue de aquello de tantas miradas como puntos de vista? ¿se ha tenido en cuenta la inclinación terrestre y la ventisca? ¿que hay de la sensación térmica? ¿donde están esos chismes que sirven para ver mejor previo pago de al menos una moneda de euro? ¿se puede aparcar? ¿hay donde comer? ¿podemos llevar a nuestro perro? y fumar ¿se puede o tampoco?. Sepá usté que esta España nuestra es uno de los paises que mas leyes tiene de todo el mundo lo que no es poca cosa y ya que hablamos de hortalizas, una de esas leyes dice que está prohibido llamar a un niño Lenin pero esto lo van a arreglar pronto me temo.
ResponderEliminarDe la foto me gusta la parte baja y verde y los escalones de madera, todo lo demás se me antoja como muy forzado, no por la acción que cada cual está a lo suyo, sino por la edición, quizá sea el cielo lo que me provoca esa sensación.
Un abrazo
¡Demonio de memoria! ahora recuerdo que leyéndote pensé en las anteojeras de los caballos, creo que se les llama así. ¿Te imaginas un puesto de alquiler de anteojeras a la vera del mirador?
ResponderEliminarbuen ejercicio el de mirar para poder ver...buen trabajo...
ResponderEliminarY alguno se cansó de mirar y usa el móvil.
ResponderEliminarUn beso, Xuan
Para miradas, por cierto, la del limpiabotas, grandiosa.
Es más divertido mirar cómo miran los demás, tal como haces tú con la maestría habitual.
ResponderEliminarEstupendo relato.
Feliz semana, Xuan.
Estupenda imagen-..imagino descanso del senderismo...un saludo desde Murcia....
ResponderEliminarLa mirada dirigida. Con sus excepciones, claro.
ResponderEliminarEstupenda entrada !!!
Un abrazo, XuanRata.
Parece que cada uno aguanta su palo metafórico, o viceversa. Ganera cierto misterio, aunque aterrizando, supongo que cada uno con su móvil, de espaldas unos con otros. El color algo desaturado ayuda a esta sensación, diría que triste. La buena composición indica que el fotógrafo les observa e imagina una posible historia.
ResponderEliminarMe he quedado en tu imagen durante unos minutos.
ResponderEliminarUn mirador para no mirar. No aprendemos...
Preciosoo mirador como tu fotografia
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