Como el viajero incansable que al cabo de los años se aposenta en el sillón más mullido de la casa, no deja de ser triste y hermoso a la vez el destino de ese baúl que ha terminado reconvertido en mesa. Si te fijas bien verás que todo lo que reposa sobre él adquiere un tinte intemporal, como si en lugar de objetos reales fuera su recuerdo idealizado, y un tanto falso, el que se impone sobre la materia: souvenirs del día a día, esa época que nadie conoce nunca con exactitud.
Mientras, a salvo de la luz reposan en su interior las cartas de ultramar y las escrituras de la tierra: palabras contra el viento certifican nuestros anhelos y nuestras conquistas, nuestros bienes raíces, esos que se hunden en el limo oscuro que nos precede y nos aguarda.
Como el viajero retirado, el baúl sueña el aroma dulce de los plátanos que toma cuerpo un instante antes de disolverse lentamente en la penumbra.
This is fine art.
ResponderEliminartengo uno de esos baules varados en mi sala... guarda viejas sábanas y manteles borados que navegan de una generación a la siguiente, sin llegar nunca a puerto...
ResponderEliminarBodegón de viaje repleto de vivencias del pasado que perdurarán mientras la fruta no se marchite.
ResponderEliminar;-)
Esa luz es una caricia, donde el dorado de los plátanos y de los ribetes adquieren una relación especial, tal como señala el hermoso texto.
ResponderEliminarUn abrazo.
Magnífica composición para ese bodegón.
ResponderEliminarYo tenía un baúl... mi hermana me lo robó (no es cierto, que se lo regalé y ella lo tiene a la vista todo restaurado)
Salu2
Bonita fotografía e interesante composición.
ResponderEliminarUn saludo desde Salamanca.
Me gusta sobretodo la naturalidad de la foto, porque tengo la sensación de que no es un bodegón montado sino natural. Los colores del baúl son geniales, ese azul y amarillo parecen nacidos para ir siempre juntos. El fondo, la autenticidad del cesto. Y si además me sugieres de forma escrita que imaginas cartas de viajes dentro del baúl, con mapas del atlántico por ejemplo, me encanta.
ResponderEliminarAsí es, José Ramón, es un bodegón encontrado, un género en si mismo dentro de la fotografía que me encanta.
EliminarBodegón clásico, bello por su composición y por su tratamiento impecable como es habitual en ti. Un abrazo.
ResponderEliminarFantástico trabajo de edición, cosa que cuidas siempre.
ResponderEliminarBonito bodegón, especialmente la fidelidad natural del color, que se aprecia en plátanos y manzanas, aunque siendo un bodegón un pelín más de enfoque le vendría de maravilla.
ResponderEliminarEs cierto, Ramón, aun admite un poco más de enfoque. Gracias.
EliminarBodegón de otoño. En estos casos siempre quiero abrir los baúles.
ResponderEliminarMe gusta el nombre de la serie "Naturalezas dormidas" Me recuerdan otras fotos tuyas que tengo guardadas y no me cansaba de mirarlas.
ResponderEliminarTanta intimidad y calidez.
Xuan.
Muy buen bodegón, con un extraordinario procesado.
ResponderEliminarLa mirada no se conforma con lo que ve e intenta escudriñar entre las sombras buscando algo más.
ResponderEliminarGran trabajo, Xuan.
Un abrazo.
La intimidad en un bodegón.
ResponderEliminarUnos plátanos que nunca imaginaron verse casi de viaje junto a las tranquilas manzanas. Y de fondo, algo misterioso y cálido que reconforta, porque sabemos que el baúl ya nunca partirá.
Eres un fiera.
Excelente bodegon, el uso de la luz es explendido, muy buena la edicion, un gran trabajo visual,saludos y feliz semana.
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