Durante un tiempo prefieres ignorar el cosquilleo. Mueves las alas, sí, pero solo para abanicarte. Continúas afanándote sobre los surcos, buscando la semilla malograda o el mínimo tallo que no advirtieron otros picos. Sabes que aquí mismo, bajo tus patas, está todo cuanto puedes desear. Hasta que una repentina corriente remueve el polvo de la tierra. Los álamos murmuran. Ya se abren los caminos del aire.
miércoles, 17 de mayo de 2017
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Oh, Xuan. Cuantas veces no habré soñado y deseado ser pájaro, y que bajo mis patas tenga todo cuanto se pueda desear.
ResponderEliminarDe verdad.
Si alguna vez volviera a nacer me gustaría ser ave y abrir mis alas como si fueran abanicos para encontrar sin más los caminos del aire. Me encontraría contigo, nos miraríamos y nos regalaríamos una larga, larga sonrisa.
Algún buen fotógrafo nos captaría con su cámara y nos haría inmortales.
A ti y a mi.
Excelente composición. Parece como si hubieras congelado varias imagenes en una.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡¡¡Volar!!!
ResponderEliminarSi la foto es buena, y que duda cabe de que lo es, el texto es sugerente y genial. Un abrazo
ResponderEliminarPienso lo mismo que Antonio. Con cada cigüeña tenemos una foto con la composición perfecta, con esa tierra arada y la suave lejania del horizonte el contraste con las cigüeñas se acentúa. Genial. Me recuerda a mis infructuosos encuentros con las avutardas.
ResponderEliminarMe encanta esa sensación de remnontar el vuelo de unas cigüeñas y una de ellas ya en pleno despegue.
ResponderEliminarMuy oportuno estuviste, Xuan.
Felices vientos.
tengo ganas de volar...
ResponderEliminarTambién dicen que en el aire no hay caminos.
ResponderEliminarSiempre me fascinó el vuelo de las cigüeñas, su despegue y su aterrizaje.
Buen fin de semana.
Un abrzo, XuanRata.
Esa cigüeña remontando el vuelo es todo un símbolo de libertad y esperanza.
ResponderEliminarUn abrazo Xuan.
Querido Xuan, dada mi fecha de nacimiento, he de confesar que un servidor empatiza cada vez más con la cigüeña que se puede observar en un rincón, justo a la izquierda de todo ese revuelo. Es más, no me extrañaría que a esa cigüeña, observadora y casi reflexiva, le guste la fotografía.
ResponderEliminarAbrazo.
Quizá sean lo álamos los que mejor vuelen. Y los has convertido en protagonistas (por ausencia) de la fotografía.
ResponderEliminarGenial volar por tu blog, que envidia me dan las cigüeñas, yo siempre desee volar y me da miedo la altura, ironías de la vida.Pero a estas las capturaste en plena faena de despegue tendré que estudiar como se abren las alas y se preparan las plumas para mi próximo viaje.
ResponderEliminarSerán para ti los caminos del aire, Xuan. Esa foto tiene algo tan potente como el vuelo: la mitad de un horizonte alam/do.
ResponderEliminarY es que tratándose de Segovia, siempre hay un Machado oculto entre sus chopos.
P.D. Fuera de foco, Turégano es un enclave de hornos tomar.
Un beso.